Donald Trump y Vladimir Putin se reunieron por vez primera este viernes en el G20 de Hamburgo, asediada por los manifestantes, y a pesar de su «buena química» trataron sin tapujos las presuntas interferencias rusas en la campaña electoral de 2016.
«El presidente abrió la reunión evocando la preocupación del pueblo de Estados Unidos sobre la interferencia de Rusia en las elecciones de 2016», indicó el secretario de Estado Rex Tillerson a la prensa tras dos horas y cuarto de encuentro.
«Tuvieron un diálogo muy enérgico y muy extenso sobre la cuestión. El presidente le preguntó más de una vez sobre la implicación rusa. El presidente ruso negó cualquier implicación», añadió Tillerson, que estuvo presente en el encuentro y destacó la «buena química» entre ambos.
«Había tantas cuestiones sobre la mesa… Trataron de todo (…) Ninguno de los dos quería parar», aseguró.
Por su parte, el ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, confirmó que Trump «aceptó» las explicaciones de Putin «de que no eran verdad [las acusaciones] y de que las autoridades rusas no intervinieron y aceptó esas declaraciones».
El esperadísimo encuentro Trump-Putin tuvo lugar en una ciudad tomada por las fuerzas de la policía, donde el viernes por la noche seguían los enfrentamientos mientras los líderes del G20 y sus cónyuges escuchaban la novena sinfonía de Beethoven en el Elbphilharmonie, una prestigiosa sala de conciertos de la ciudad.
Durante su campaña, Trump dijo que quería mejorar sus relaciones con Moscú tras la etapa de Obama pero la realidad ha sido muy distinta, no solo por las interferencias en la campaña sino también por las conexiones rusas de algunos de sus allegados.
Los expertos apuntan que este primer contacto — «el contraste entre dos tipos distintos de machismo», según el analista Derek Chollet, del German Marshall Fund of the United States– tendrá consecuencias directas en la crisis norcoreana, la guerra en Siria o la crisis en Ucrania.
– Trump y Peña Nieto evitan el muro –
Además de con Putin, el presidente estadounidense también se reunió con su homólogo mexicano, Enrique Peña Nieto, en en el marco de esta cumbre del G20 (19 países más la Unión Europea), un foro internacional de las principales economías industrializadas y emergentes que finaliza el sábado.
Ambos optaron por dejar de lado la espinosa cuestión del muro transfronterizo que Trump quiere construir y hacerle pagar a México.
La reunión no estuvo exenta de polémica. Cuando ambos estaban sentados en la sala uno junto al otro, una periodista estadounidense preguntó a Trump si seguía queriendo hacer pagar a México. «Absolutamente», respondió el mandatario.
Sin embargo, el canciller mexicano Luis Videgaray, que estaba también en la sala, aseguró que «si lo dijo no lo escuchamos».
Tras la masiva manifestación del jueves, en la que más de cien policías resultaron heridos en enfrentamientos con manifestantes antiglobalización, este viernes hubo nuevas altercados durante todo el día, con el centro de la ciudad totalmente bloqueado.
La situación impidió incluso a Melania Trump salir de su residencia a tiempo y tuvo que renunciar a un paseo en barco previsto con el resto de cónyuges de los líderes mundiales.
Por su parte, la canciller alemana tildó de «inaceptables» las manifestaciones violentas, que «ponen vidas en peligro» y que también están empañando la imagen de Alemania como anfitriona del G20.
Durante la jornada, los manifestantes pincharon los neumáticos de los coches de la delegación canadiense y lanzaron petardos contra la policía, cumpliendo, al menos en parte, su promesa de convertir Hamburgo «en un infierno».
Los casi 20.000 policías desplegados en la ciudad tuvieron que pedir refuerzos para evitar la violencia de los llamados Black Blocks, grupos de manifestantes vestidos de negro y con pasamontañas asociados al movimiento anarquista.
«Hace una semana que oímos los helicópteros continuamente» lamentó Benjamin Laub, de 53 años, que describió su barrio como una «zona de guerra».
El G20 de Hamburgo, cuya declaración final se conocerá el sábado, es uno de los más tensos de los últimos años por las posiciones de Trump en cuestiones clave como el clima o el libre comercio.
El abandono de Trump del histórico pacto de París contra el cambio climático porque lo considera nocivo para su economía le aísla de muchos de sus pares.
Hasta el punto que, en un borrador que obtuvo la AFP sobre la declaración final, los firmantes «toman nota» de la decisión de Estados Unidos de retirarse del acuerdo y lo califican de «irreversible» para luchar contra el calentamiento global.-AFP