La corriente del mundo es un estilo de vida superficial, incoherente, ilusorio, que quiere arrastrar, que domina y que hace al mundo prisionero de la mediocridad, cuestionó el cardenal Rodríguez

El prelado explicó que entronizar la Biblia es sintonizar en la frecuencia de Cristo, no hay prioridad más grande que abrir de nuevo al ser humano de hoy el acceso a Dios, al Dios que habla y nos comunica su amor para que tengamos vida abundante.

Analfabetismo bíblico

“Hoy con alegría estamos celebrando este domingo de la palabra de Dios. Hace tres años que el papa Francisco dispuso que este tercer domingo del tiempo durante el año, se dedicase de manera especial a la palabra, ¿por qué?, recientemente, un hermano obispo decía que es muy grande el analfabetismo bíblico de muchísima gente”, refirió.

Analfabetismo, no conocen la palabra, puede que en la casa tengan una Biblia, pero nunca la leen y entonces, el Santo Padre quiere que de manera especial dediquemos parte de nuestro tiempo, no a escuchar tanta palabra vacía que muchas veces hay en el mundo, no, quiere que dediquemos un tiempo especial a la escucha de la palabra de Dios, refirió.

Agregó que, en cada santa misa, Dios llama, a través de unas lecturas, a conocer la palabra y esa es como la dosis de palabra que el Señor nos da cada día para nuestro alimento espiritual.

Se ha cumplido el tiempo

Hoy hemos escuchado en el santo evangelio, se ha cumplido el tiempo, está cerca el reino de Dios, conviértanse y crean en el evangelio, es una palabra que vamos a escuchar también a finales de febrero, en el Miércoles de Ceniza, son las primeras palabras que Jesús dirige a las gentes en el evangelio de San Marcos y hoy queremos recibirlas abriendo las puertas de nuestro corazón, apuntó el líder espiritual.

Recalcó que se ha cumplido el tiempo, esta expresión quiere decir que hay un tiempo nuevo, ese tiempo nuevo llegó con la aparición del Señor Jesús en esta tierra y eso ha implicado el cambio de época que hace posible el reino de Dios.

En ese sentido, es necesario apreciar el tiempo que Dios nos da, como un tiempo oportuno que se ofrece a nuestro presente. El tiempo es un regalo de Dios, es como una oportunidad de llegar a vivir verdaderamente como hijos de Dios, en la confianza, en el abandono a Él y, en segundo lugar, el reino de Dios está cerca.

Dios está cerca, ya está aquí con la fuerza creadora de justicia, tratando de reinar en nosotros, hay una alternativa a la injusticia que se ve en el mundo, es posible cambiar la dirección de los caminos de injusticia que trazan los poderosos de este mundo, es posible, un mundo más justo, un mundo más fraterno, destacó Rodríguez.

En Jesús, el hombre de Nazareth, en sus palabras, en sus gestos, en su bondad, en su compasión, en su rostro de amor y de ternura, ya está presente el reino de Dios, Jesús es el reino de Dios que está cerca de nosotros, enfatizó.

Cambiar de dirección

Por eso, el paso siguiente es conviértanse y crean en el evangelio, conviértanse en el término griego metanoia que significa cambiar de dirección, cambiar de forma de pensar, mirar las cosas de otra manera, lograr una visión nueva, cambiar de dirección, necesitamos convertirnos, dejarnos transformar en profundidad y esto supone tantas veces ir contracorriente, donde la corriente del mundo va en contra de la corriente de Jesús.

Cuestionó que la corriente del mundo es un estilo de vida superficial, incoherente, ilusorio, que quiere arrastrar, que domina y que hace al mundo prisionero de la mediocridad, peor todavía, las ideologías de este mundo, ideologías que son antropófagas y que tienen la pretensión de ser la única verdad. El evangelio no es ideología, el evangelio cuestiona las ideologías para que tengan su papel de servir al diálogo en la humanidad para seguir y buscar la verdad.

Recalcó que todos necesitamos conversión, pues así podemos poner los pilares de una sociedad nueva, es la verdadera regeneración de que tanto se habla, pero para convertirnos necesitamos preguntarnos, qué estoy haciendo con mi vida, es fácil que experimentemos que podemos vivir en el vacío o en la mediocridad, por eso hay que abrir las puertas de nuestro corazón a Cristo que conoce lo que llevamos dentro.

El prelado se preguntó que cuántos seres humanos se ignoran a sí mismos, no se conocen, viven en la vida arrastrados por la moda, arrastrados por el qué dirán, arrastrados por las ideologías, con frecuencia tanta gente está insegura sobre el sentido de su vida y están desorientadas, por eso necesitamos recibir a Cristo en nuestro corazón, sólo Él tiene palabras de vida eterna que nos hacen vivir y darle sentido pleno a nuestra vida.

“Arrepiéntanse y crean en el evangelio, es una invitación a poner nuestra confianza en Jesús que es la buena noticia, Jesús es el verdadero evangelio de Dios para el mundo, es una buena noticia que nos habla de la liberación de nuestras propias cadenas, de la curación de nuestras heridas, que nos impiden ver al mundo y a la gente en toda su belleza y salir de tantas prisiones internas que nos esclavizan”, reflexionó el purpurado.

Pescadores de hombres

Aludió que después de ese anuncio, entonces Jesús comienza a llamar a sus primeros seguidores, según el texto bíblico, vio a Simón y a su hermano Andrés y les dijo síganme, se trata de una mirada que llega al corazón, la mirada se convierte en propuesta de relación, es una mirada llena de amor y de ternura, es una mirada que anima a la persona y la elige, es la mirada que nos llama a seguirle.

La visión de esos dos hombres desconocidos, los primeros con los que se encuentra Jesús dan pie a la invitación, vengan conmigo. Jesús vio su corazón y les dijo vengan conmigo, tengo confianza en ustedes, al igual que tiene confianza en cada una y cada uno de nosotros, nos ama y nos invita a seguirle, no es que invite a seguir una ley fría o a un código moralista o a una doctrina, no, es establecer una relación de amor con Él, a poner toda nuestra confianza en Él, en su persona y esa invitación también es hoy, en este domingo y Jesús les dice, les haré pescadores de hombres, es decir, les encomienda una misión.

Qué quiere decir ser pescadores de hombres, quiere decir ser cuidadores de la vida, cuidadores de la propia vida y de la vida de nuestro prójimo, despertadores de vida y de esperanza para nuestro mundo y el evangelio termina diciendo, inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron, esta fue la respuesta de Simón y de Andrés que respondieron inmediatamente a la llamada de Jesús, abandonaron el modo de vida que tenían para dedicarse a lo que Jesús les estaba proponiendo.

Redes de moda

“Eso es lo que hace el Señor con nosotros, cuando nos dice, sígueme, tal vez podríamos preguntarnos, estamos dispuestos a dejarlo todo, a dejar nuestras redes y seguirle a Él, cuáles son mis redes que hoy están de moda, ahí estoy atado a Facebook, a Twitter o a Instagram o cualquiera de ellas y a veces esas redes nos tienen prisioneros y ya no podemos vivir más que tuiteando y entonces el Señor nos dice, síganme, no quiere decir que no las usen, pero dejen las redes, vivan su vida cristiana en libertad y no es esclavitud”, increpó.

Cuáles son las redes en las que me encuentro entretenido y que no permiten ir a lo esencial, en seguirle a Él, en Cristo está todo el sentido de nuestra vida, está la esperanza que necesitamos, pero lo importante no es lo que hemos dejado, lo importante es habernos encontrado con alguien con mayúscula, y entonces todo cambia, y todo se abre para nosotros, un horizonte de vida, de esperanza, de verdadera alegría.

Apuntó que hoy conviene que nos preguntemos, Señor qué lugar tiene tu palabra en mi vida cristiana, tengo espacio para tu palabra cada día, o a veces medio me conformo con las lecturas del domingo y a veces hasta me duermo. Preguntémonos, porque si no está la palabra de Dios en nuestra vida, no podemos conocer a Dios y no podemos amarlo, que no seamos de ese grupo de analfabetas de la palabra de Dios.

Que su palabra como hemos cantado en el salmo 118, nos dé vida y así confiemos en Él y podamos emprender el camino de conversión y de creer en el evangelio, refirió el también arzobispo de la arquidiócesis de Tegucigalpa.

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