El primer ministro de Rumanía, Victor Ponta dimitirá el miércoles, un día después de las masivas protestas que exigían la renuncia del Ejecutivo tras el incendio de una discoteca en Bucarest que acabó con la vida de 32 personas.
«Victor Ponta renuncia a su mandato. Alguien tiene que asumir la responsabilidad de lo que ha sucedido. Este es un asunto muy serio y nos prometieron una resolución rápida», ha asegurado el líder del Partido Social Demócrata, Liviu Dragnea, a la prensa.
Ponta, de 43 años, está imputado por corrupción y el Parlamento rumano se había negado a despojarle de su inmunidad como diputado, lo que impidió su posible detención.
Más de 13.000 personas pidieron en la noche del martes la dimisión del Gobierno rumano de centroizquierda por el incendio en una discoteca de Bucarest el pasado viernes, que se saldó con decenas de muertos y casi 200 heridos.
Una manifestación organizada en la red social Facebook con el propósito de exigir la dimisión del alcalde del sector cuatro de la capital rumana, Cristian Popescu Piedone, se convirtió en una protesta contra el Ejecutivo, encabezado por el socialdemócrata Victor Ponta.
Los manifestantes vincularon la inacción en la lucha contra la corrupción del Gobierno con la tragedia y la falta de controles de seguridad por parte de las autoridades.
“Corruptos a la cárcel”
«Por la sangre de los jóvenes, los corruptos a la cárcel», «Asesinos» o «Ponta, dimite», fueron algunos lemas que gritaron los manifestantes.
Tras protestar durante una hora en el Palacio Victoriei, sede del Gobierno, los manifestantes también se dirigieron hacia el Ministerio de Interior para pedir la destitución de su responsable, Gabriel Oprea.
En la Plaza Victorie, una multitud aplaudió un camión de los bomberos en señal de agradecimiento por su trabajo durante el rescate de las 400 personas que asistían al concierto de un grupo rumano de rock en el club Colectiv, una antigua fábrica de zapatos en la época comunista.
Fue durante un concierto en este local, que carecía de permiso para organizar espectáculos, cuando un artefacto pirotécnico inicio un fuego en unas de las almohadillas de protección de un pilar.
Algunos testigos aseguraron que en el club no existían salidas de incendio y que se habían utilizado materiales inflamables para insonorizar.
Las autoridades temen que el número de muertos pueda aumentar, ya que 90 de los heridos siguen en estado crítico.
Además de presentar graves quemaduras, muchos de ellos han sufrido lesiones provocadas por la avalancha humana y otros por inhalación de gases tóxicos.
El presidente de Rumanía, Klaus Iohannis, señaló el pasado fin de semana que losfallos de seguridad causaron el incendio.