El exmandatario boliviano Evo Morales cumplió este martes una semana de asilo en México recibiendo una férrea defensa del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, frente a las críticas de la oposición por el costo que tiene su protección.
«¿Cuánto cuesta darle la protección? Todo eso, con todo respeto, es secundario, no es esencial. Ese tipo de cosas está muy cercano a la mezquindad y eso no es lo que representa a México», dijo este martes el presidente mexicano en rueda de prensa en Palacio Nacional.
Durante los últimos días, la oposición conservadora ha criticado al Gobierno mexicano por asilar a Evo Morales, así como por ofrecerle un domicilio en la capital y un equipo de escoltas para su protección.
Además, se ha reprochado el tren de vida del boliviano mediante un vídeo difundido en redes sociales en el que aparece abandonando un restaurante de un acomodado barrio de Ciudad de México, aunque el propio establecimiento aclaró que Morales acudió a una entrevista y solo tomó «agua y café».
«Hemos decidido otorgar el asilo que es un derecho que forma parte de la política exterior de México, algo que enaltece a México», expresó el mandatario, quien recordó que a lo largo de su historia el país ha refugiado a judíos, españoles, libaneses y suramericanos perseguidos, así como a líderes como León Trotsky.
«Obviamente ha sido controvertido porque no es un asilo común, sino un asilo en el que se le paga la estancia al asilado y se le ofrece protección oficial», expresó este martes a Efe Gustavo López Montiel, especialista en relaciones internacionales del Tecnológico de Monterrey.
El profesor señaló que este asilo genera «dudas» porque no fue Morales quien lo pidió sino que fue el Gobierno mexicano quien se lo ofreció y «envió un avión oficial a buscarlo».
Desde que Morales llegó a México el pasado 12 de noviembre, ha mantenido una intensa actividad denunciando a través de Twitter y de entrevistas en medios de comunicación nacionales e internacionales el «golpe de estado» en su país.
En una entrevista con Efe el pasado domingo, Morales dijo tener «mucho miedo» a que estalle una guerra civil en Bolivia e hizo un llamamiento para que sus compatriotas acaben de inmediato con los enfrentamientos.
Este tipo de comentarios han provocado tensiones entre el Gobierno de México y el Ejecutivo interino de Jeanine Áñez en Bolivia, que ha criticado que a Morales se le permita opinar públicamente sobre la política boliviana desde tierras mexicanas.
La Cancillería mexicana respondió en un comunicado que «no se puede coartar la libertad de los asilados» y sostuvo que la libertad de expresión «no puede ser motivo de reclamación por otro Estado» y que «no está sujeta a mayores limitaciones que las que tendría cualquier ciudadano mexicano».
«El Gobierno de México no reconoce al nuevo gobierno de Bolivia pero tampoco puede reconocer ya al de Evo Morales. Creo que mantendrá esta postura hasta que haya elecciones en Bolivia», dijo Gustavo López Montiel.
El profesor opinó que para el Ejecutivo mexicano lo mejor es que Morales se quede «poco tiempo» en México, dado que si se enquista la crisis boliviana «aumentará la presión de los mexicanos y de los gobiernos de la región» sobre el asilo.
Este martes, Evo Morales volvió a expresarse en redes sociales sobre la situación en Bolivia, donde acusó a la presidenta interina Áñez, al expresidente Carlos Mesa y al líder social Luis Fernando Camacho de tener «un plan para cerrar la Asamblea Legislativa Plurinacional».
Mientras que en otro mensaje expresó: «Pido a los militares patriotas y nacionalistas dejar de usar contra nuestros hermanos bolivianos el equipamiento que les dotamos con recursos conseguidos gracias a la lucha del pueblo».
Morales abandonó Bolivia el pasado 11 de noviembre después de que las Fuerzas Armadas le forzaran a dejar el cargo, luego de que el domingo 10 de noviembre una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) señaló «graves irregularidades» en las elecciones del 20 de octubre.
La renuncia de Morales ha sido calificada como «golpe de estado» por varios Gobiernos y políticos latinoamericanos.
Otros países han reconocido al Ejecutivo interino de Jeanine Áñez, mientras que parte de la comunidad internacional ha instado al diálogo sin pronunciarse sobre la crisis política. EFE