La caravana de migrantes centroamericanos, mayoritariamente hondureños, permanecía detenida el lunes en la frontera entre Ciudad Hidalgo, México, y Tecún Umán en Guatemala, esperando la entrega de tarjetas de visitantes temporales por razones humanitarias que fueron prometidas por el gobierno mexicano y les permitiría viajar con mayor seguridad a través del país hacia el norte.
La caravana que el martes cumple una semana de haber salido de San Pedro Sula, Honduras, y que a su paso reunión a cientos de migrantes de El Salvador y Guatemala, ha modificado sus estrategias para alcanzar en menos tiempo la frontera.
Según datos del Instituto Nacional de Migración de México, hasta el lunes se habían registrado un total de 6.791 solicitudes de adultos y niños para obtener tarjetas de visitantes, de la cuales 5.323 son de ciudadanos hondureños, 658 de El Salvador, 632 de Guatemala, 139 de Nicaragua, cinco de Haití, dos de Brasil y uno de Cuba.
Gerson López es uno de los migrantes hondureños que espera su tarjeta de visitante. No le importa tener que dormir por las noches en el suelo del parque de Tecún Umán o esperar por horas bajo el sol o bajo la sombra de un toldo en el puente Rodolfo Robles, que separa las fronteras de ambos países.
“Es mejor esto y que no nos molesten en el camino”, dijo el joven de 20 años.
A diferencia de las caravanas que salieron en octubre de 2018 y que llegaron incluso a verse por miles caminando en las carreteras de Guatemala o México, muchos de los integrantes de este grupo optaron por ahorrar y utilizar autobuses para avanzar la mayor parte posible del trayecto. En las fronteras el paso de los migrantes de la primera caravana fue más rápido, pues pasaron de forma irregular, lo que generó medidas represivas de las autoridades para contenerlos.
José López tiene 18 años, es barbero y el lunes mientras esperaba en la frontera se ocupaba de rasurar con una hoja de afeitar las cejas de su amigo Josué García, de 16 años. Ambos llegaron de Honduras, dicen que esperarán en la frontera y decidirán qué hacer, pues ninguno un documento de identidad que les permita registrarse en México.
“Lo más probable es que usemos el río”, dice López. Los jóvenes viajan solos, sin familiares, pero tienen una meta fija: llegar a Estados Unidos. “Ya estamos aquí, sólo nos queda esperar y seguir”, asegura García.
El lunes las autoridades migratorias habían entregado unas 80 tarjetas de visas, un proceso muy lento para miles de migrantes que esperan para seguir en su ruta hacia la frontera estadounidense.-AP