Expresándose en contra de los las masacres del fin de semana que sacudieron al país, el presidente Donald Trump hizo el lunes un llamado a encontrar soluciones bipartidistas al derramamiento de sangre, pero ofreció pocos detalles y enfrentó preguntas directas de los demócratas, quienes le cuestionaron si tenía la autoridad moral para unir al país en contra de la violencia y el racismo.
De regreso en la Casa Blanca después de permanecer fuera de la vista pública durante dos días en su club de golf de Nueva Jersey, Trump declaró que las masacres en Texas y Ohio fueron crímenes barbáricos “en contra de toda la humanidad” y pidió unidad en respuesta a la violencia provocada por las armas de fuego. Culpó a las enfermedades mentales y los videojuegos, pero no mencionó imponer límites adicionales al número de armas que pueden venderse.
Trump dijo que quiere una resolución que provea de “sólidas revisiones de antecedentes” para los usuarios de armas, a pesar de que se ha retractado de promesas previas en ese sentido después de tiroteos masivos. También pareció descartar su más reciente idea de vincular una legislación sobre el control de armas con una medida migratoria, tan sólo horas después de proponerla en primera instancia.
“Prometemos actuar con urgencia”, dijo Trump mientras el número de víctimas fatales a causa de los tiroteos en El Paso y Dayton llegó a 31 la tarde del lunes. Sus declaraciones leídas incluían una sola crítica a los supremacistas blancos, a quienes se ha negado a denunciar, y no hizo mención sobre el manifiesto antiinmigrante que se publicó en internet justo antes del ataque en El Paso, un documento que contenía algunas de las mismas palabras provocadoras del mandatario. Los detectives intentan determinar si fue escrito por el autor del tiroteo.
El alcalde de El Paso dijo en conferencia de prensa que Trump visitará la ciudad el miércoles, aunque algunos legisladores locales y otros grupos expresaron su oposición, y la Administración Federal de Aviación (AFA por sus iniciales en inglés) dio aviso a pilotos sobre una visita presidencial a Dayton.
En la Casa Blanca, Trump declaró: “En una sola voz, nuestra nación debe condenar el racismo, la intolerancia y la supremacía blanca”.
Dijo que instruyó al FBI a examinar medidas para identificar y combatir el terrorismo doméstico. “Estas ideologías siniestras deben ser derrotadas. No hay lugar para el odio en Estados Unidos”, aseguró.
En otras ocasiones, los llamados de unión del presidente, sin renunciar a su propio discurso divisivo contra la migración y sus rivales políticos, han sido fugaces. Trump se abrió camino hacia la Casa Blanca con una política divisionistas y sus asistentes señalan que cree que el sendero hacia su reelección recae nuevamente en sembrar la discordia y el descontento sobre los cambios culturales, económicos y demográficos.
El lunes, los demócratas acusaron a Trump de promover un ambiente de odio que provocó las masacres, por lo que, molestos, renovaron su llamado a derrotarlo el próximo año.
“Ha sido un racista desde el primer día — desde antes, cuando cuestionaba si Barack Obama había nacido en Estados Unidos”, dijo el exrepresentante Beto O’Rourke, aspirante presidencial en 2020 y cuyo distrito incluía a El Paso. “Ha transitado ese sendero desde el principio y en este momento estamos cosechando lo que sembró y lo que sus simpatizantes en el Congreso sembraron. Debemos detenerlo”.
El expresidente Obama publicó un comunicado en el que pidió al país que “rechace rotundamente el discurso que salga de la boca de cualquiera de nuestros líderes que alimente un ambiente de temor y odio o normalice las declaraciones racistas”. Obama no mencionó el nombre de Trump.-AP