Mientras declaraba que “nuestro país está lleno” e inspeccionaba una sección reconstruida de valla fronteriza, el presidente Donald Trump insistió el viernes que el sistema inmigratorio de Estados Unidos está saturado y los cruces ilegales deben parar.
Trump, en un esfuerzo renovado por hacer de la seguridad en la frontera un tema central de su reelección en 2020, participó en una sesión informativa sobre inmigración y seguridad fronteriza en Calexico, antes de visitar un tramo de 3.200 metros (2 millas) de una cerca de barras de acero que permite ver del otro lado, la cual no es una construcción nueva, sino la reconstrucción planeada desde hace mucho de uno anterior.
“Sin duda hay una emergencia en la frontera sur”, dijo Trump en la sesión, y agregó que había habido un aumento abrupto de cruces ilegales. “Es un aumento colosal y está saturando a nuestro sistema inmigratorio. Ya no podemos recibirlos. Nuestro país está lleno”.
Mientras el avión presidencial Air Force One aterrizaba en el estado, California y otros 19 estados que demandaron a Trump por su declaración de emergencia para construir un muro fronterizo, pidieron una orden judicial para evitar que el dinero sea desviado para financiar el proyecto. Pero Trump, que en semanas recientes intensificó su dura retórica inmigratoria, declaró que su medida era necesaria.
El mismo viernes, los demócratas de la Cámara de Representantes entablaron una demanda para evitar que Trump gaste más dinero del que Congreso aprobó para erigir barreras a lo largo de la frontera suroeste. El Congreso aprobó poco menos de 1.400 millones de dólares este año fiscal para trabajar en las barreras fronterizas. Trump ha aseverado que puede utilizar su poder ejecutivo para transferir 6.700 millones de dólares adicionales a la construcción del muro.
Trump, quien amenazó esta semana con cerrar la frontera debido al elevado número de migrantes que intentan entrar en Estados Unidos, pareció dar marcha atrás el jueves. El viernes dijo que se debió a que México se puso más estricto para frenar el influjo de inmigrantes que se dirigen al norte.
“México ha estado absolutamente magnífico en los últimos cuatro días”, dijo el presidente mientras salía de la Casa Blanca. “Yo no cambié de opinión. Podría cerrarla en algún momento”.
La visita del presidente fue al día siguiente de que retirara a su nominado para dirigir el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas. Parecía que Ron Vitiello, un veterano oficial fronterizo, sería confirmado fácilmente, pero Trump dijo el viernes que quería tomar una “dirección más estricta”.
Trump, como lo hace con frecuencia, mezcló la realidad con la ficción al advertir de la amenaza en la frontera. Cuando se quejó sobre el acuerdo legal Flores que dicta el trato a los niños y familias migrantes, culpó al “juez Flores, quienquiera que seas”. Sin embargo, Flores era una salvadoreña de 15 años que llegó sola a Estados Unidos.
También minimizó los motivos de las personas que buscan asilo en la frontera, y declaró sin evidencia que hay muchos pandilleros, y comparó los esfuerzos de los migrantes para encontrar
seguridad en Estados Unidos con la investigación del fiscal especial Robert Mueller sobre la interferencia rusa en las elecciones de 2016.
“Es un fraude, es un engaño”, dijo Trump. “Conozco bien los engaños. Acabo de pasar por un engaño”.
Mientras el presidente presumía la sección renovada de la barrera a la prensa, un globo con la imagen de Trump como un bebé flotaba a lo lejos. Y cuando Trump aterrizaba en California, el gobernador del estado criticó el intento del mandatario de que el Congreso apruebe una ley que haría más estrictas las reglas de asilo y complicaría que las personas pudieran solicitarlo.
“Desde nuestra fundación, este país ha sido un lugar de refugio, un lugar seguro para la gente que huye de la tiranía, la opresión y la violencia. Sus palabras muestran un absoluto desprecio por la Constitución, nuestro sistema de justicia y lo que significa ser estadounidense”, dijo el gobernador demócrata Gavin Newsom.-AP