Donald Trump ha vuelto a los ruedos. Después de su ingreso por coronavirus hace nueve días, el presidente de Estados Unidos ha dado su primer mitin ante 2.000 seguidores en un lugar, cuando menos, institucionalmente complejo: la Casa Blanca. Es, por poner un ejemplo, como si el presidente del Gobierno de España diera un mitin en el Palacio de la Zarzuela, o el primero ministro británico lo hiciera en el de Buckingham. Aunque no es algo nuevo para Trump, que cerró la Convención Republicana en agosto con un discurso en el que aceptaba la candidatura a la reelección desde el mismo lugar.
Trump ha dado su mitin sin que se sepa si tiene el virus o no. De hecho, parece que el Covid-19 del presidente es como su Declaración del IRPF: siempre está a punto de hacerse público, pero al final eso no sucede jamás. Ayer, la Casa Blanca había afirmado que hoy, sábado, los resultados del último test serían difundidos. Pero, al final, Trump ha hablado sin que nadie sepa cómo está.