Tras la fuga de la Penitenciaria Nacional de Támara en mayo de 2017, de manera inmediata se giraron las alertas para la localización y captura de los prófugos, la mayoría condenados por cobrar extorsión a transportistas y comerciantes, como también por portación de armas, narcotráfico y sicariato.
La alerta de fuga también se giró a la Policía Internacional (Interpol). Todos los entes involucrados en las búsquedas tenían los perfiles criminales de los antisociales, de esta forma nada podía fallar. Serían recapturados.
De manera sincronizada, los equipos se distribuyeron a nivel nacional, realizando capturas en los departamentos de Francisco Morazán, El Paraíso, Atlántida y Cortes, y algunos de los prófugos fueron capturados en posesión de armas de fuego y drogas, y otros ejecutando actividades ilícitas.
Durante las operaciones se logró detener a 19 de los fugados, todos con un amplio expediente criminal por delitos de extorsión, asesinatos, robos, secuestro, violación y por participar en masacres ocurridas en diferentes sectores del país.
Informes de Fusina indican que las recapturas las realizó la Policía Militar del Orden Público (PMOP) y la Fuerza Nacional Antiextorsión (FNA), ahora y ya repotenciada con personal y logística llamada Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP).
Al ser detenidos nuevamente, los pandilleros enfrentaron un nuevo proceso judicial por el delito de evasión. A otros se les sumó la tenencia ilegal de armas de fuego, posesión y tráfico de drogas, entre otros ilícitos.
Respecto a los dos que continúan prófugos, los cuerpos de seguridad e inteligencia del Estado mantienen las operaciones de búsqueda para recapturarlos y presentarlos ante la justicia para que enfrenten un nuevo proceso legal por fugarse del centro penal.
En “El Pozo”
Al conocer el grado de peligrosidad de los pandilleros, los jueces de los diferentes Juzgados resolvieron enviarlos a los centros penales de máxima seguridad, “El Pozo I y II”, ubicados en Ilama, Santa Bárbara y Moroceli, El Paraíso, respectivamente.
Aislados del resto de los privados de libertad, los pandilleros permanecen en sus celdas de manera individual, la comida la ingieren en su celda y para ducharse son llevados por cuatro agentes penitenciarios hasta los baños con sus manos enchachadas y grilletes en sus pies.
Durante 23 horas del día permanecen confinados y una hora son llevados a un espacio acondicionado con láminas traslúcidas para recibir la luz solar. Por su nivel de peligrosidad no pueden estar con otras personas, según establece la Ley del Sistema Penitenciario.
De los 19 miembros de la Pandilla 18 que han sido capturados, el ultimo se logró dar con su paradero la semana anterior, que fue José Modesto Reyes Silva, quien se había trasladado a la ciudad de San Pedro Sula para ejecutar nuevas operaciones.
Sin embargo, fue detenido por la fuerza elite de la Fuerza Nacional Anti Maras y Pandillas (FNAMP), que en un operativo relámpago lo detuvo cuando se encontraba con dos cabecillas más de esa agrupación criminal, y que tenían en posesión armas de grueso calibre, drogas y una cantidad de dinero producto de la extorsión.