El vicepresidente del Tribunal Supremo Electoral de Bolivia renunció el martes a su puesto por “desacuerdos” con la decisión de suspender publicación de conteo rápido tras los comicios presidenciales del domingo.
La salida de Antonio Costas pone en situación crítica al órgano electoral, que ha sido blanco de denuncias de la oposición que han alegado un presunto fraude en favor del presidente Evo Morales, quien busca un cuarto mandato consecutivo.
Según la carta de renuncia que Costas envió al vicepresidente Álvaro García, su decisión se debió a la “desatinada decisión de la sala plena del tribunal de suspender la publicación de conteos (rápidos)”.
Tras las elecciones, el TSE difundió los resultados del conteo rápido, mismos que se vieron interrumpidos entre el lunes y el domingo. Actualmente, Bolivia tiene los ojos puestos en las cifras del cómputo final, que con el 94% de las actas procesadas mostraba a Morales con el 45,65% de los votos y a su rival, el expresidente Carlos Mesa, de la alianza Comunidad Ciudadana (CC), con 37,71%.
Mientras el TSE trasmitía los números desde un hotel céntrico de La Paz, afuera se congregaba una multitud de opositores para protestar contra una posible manipulación de los sufragios bajo la atenta mirada de policías armados con equipo antimotines.
La situación es tensa porque aún está por definirse si habrá segunda vuelta o no.
De acuerdo con la norma, el ganador en primera vuelta debe obtener 50% más uno de los votos o sumar 40% con una diferencia de al menos 10 puntos entre el primer y segundo lugar.
La suspensión de la publicación de los conteos rápidos entre el domingo y el lunes fue lo que desató las tensiones y puso en la mira nacional e internacional al TSE.
“Estamos ante un cambio inexplicable de tendencia que modifica drásticamente el destino de la elección y genera pérdida de confianza en el proceso electoral”, dijo el jefe de observadores de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Manuel González.
Poco después, la OEA llamo “a la ciudadanía y a todos los actores políticos y sociales a la calma para permitir que el cómputo oficial de votos se desarrolle de manera ágil, transparente y completa”.
Antes de los comicios, los partidos opositores ya habían cuestionado al TSE por sospechas de parcialización con Morales.
El TSE está integrado por siete miembros cuya presidenta es María Eugenia Choque. Uno de los jueces es elegido directamente por el presidente Morales y los otros seis por la Asamblea Legislativa en la que tiene mayoría el gobernante Movimiento al Socialismo (MAS).
Los gobiernos de Brasil, Argentina y Colombia manifestaron su preocupación tras realizarse los sufragios. El subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental, Michael G. Kozak, publicó en Twitter que Washington “rechaza los intentos del TSE de subvertir la democracia” y llamó al órgano a “actuar de inmediato para restaurar la credibilidad en el proceso de conteo de votos”.
El martes se sumó la Unión Europea. “La inesperada interrupción del conteo electrónico… ha generado serias dudas que deben ser aclaradas de manera inmediata”, dijo el bloque en un comunicado.
El martes Morales se hallaba reunido con los observadores de la OEA, cuyo Consejo Permanente fue convocado para el miércoles para analizar la situación en Bolivia.
“Quedan invitados a ir al Tribunal no tengo nada que ocultar. Nunca ocultamos y no vamos a ocultar. No necesitamos ayuda de nadie en temas legales… Nosotros estamos ganando, repito nuevamente”, dijo Morales al iniciar la reunión.
Mientras tanto el canciller, Diego Pary, en conferencia de prensa invitó a los observadores de la OEA a realizar una auditoría a los resultados que aceptó el secretario General de esa organización, Luis Almagro.
En cuanto a las protestas, la ONU dijo que está preocupada por los “incidentes de violencia” y llamó a la “moderación”, según un comunicado de su portavoz, Stephane Dujarric.
En el bando oficialista, los sindicatos que respaldan a Morales anunciaron también movilizaciones para defender el voto a favor del mandatario.
Morales, el primer presidente indígena y con el mandato más largo de la historia, mantiene polarizado al país entre quienes lo admiran por su exitosa gestión económica y los que le reprochan su falta de respeto al voto popular.
Morales desconoció un referendo de 2016 que le dijo “no” a una tercera reelección no autorizada por la constitución que él mismo había aprobado en 2009 y forzó su postulación para un cuarto mandato consecutivo amparado en un controvertido fallo del Tribunal Constitucional, lo que generó protestas en todo el país que fortalecieron a la oposición y acabaron mermando la popularidad del mandatario de 59 años.
Las elecciones del domingo mostraron una caída en su caudal electoral y la decisión del TSE de interrumpir el conteo que vaticinaba una eventual segunda vuelta generó sospechas de fraude que derivaron en disturbios en varias ciudades del país. Hubo saqueos en Sucre hasta la medianoche del lunes y una turba que la policía no logró contener incendió la sede del gobernante Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales. También La Paz vivió una noche de protestas.
El martes numerosas marchas de protesta tenían lugar en varias ciudades del país en contra del gobierno y del TSE mientras que en Santa Cruz, bastión opositor, comenzó un paro para exigir el respeto del voto ciudadano según dijo el presidente del Comité Cívico de esa región, la más poblada del país, Luis Fernando Camacho.-AP