En su último mensaje del año en la plaza San Pedro, el papa Francisco habló de la corrupción en Roma, llamó a «servir a los débiles» y deseó un «buen año para todos». Otras palabras, pero grabadas, de Jorge Bergoglio sobre la llegada de 2015 serán proyectadas hoy en Copacabana, donde todos los años se juntan millones de personas a festejar el cambio de año y donde en 2013 tres millones de personas lo escucharon al Santo Padre durante la Jornada Mundial de la Juventud.
En la homilía de la víspera de Año Nuevo, Francisco condenó a los funcionarios y criminales de Roma que supuestamente se quedaron con fondos públicos destinados a ayudar a los inmigrantes pobres, y dijo que la Ciudad Eterna necesita «una renovación moral y espiritual».
El pontífice presidió hoy las Vísperas y la solemne ceremonia del Te Deum como es habitual cada 31 de diciembre, una tradición que inició el papa Pablo VI en su «Marialis Cultus».
El Papa denunció situaciones en las que se hizo sentir a los pobres como criminales y se los «forzó a comportarse como mafiosos» para defenderse.
En el caso conocido como «Mafia capital», la policía arrestó este mes a 37 personas sospechosas de ser parte de una organización criminal que desvió contratos públicos a personas cercanas al supuesto jefe del grupo, un extremista de ultraderecha con conexiones con el submundo de Roma.
Algunos contratos involucraron centros de inmigrantes y campos en los suburbios pobres de Roma. Los investigadores dijeron que los fondos quedaron en manos de funcionarios corruptos de la ciudad y sus socios mafiosos en vez de ser destinados a mejorar las condiciones de los más necesitados.
Francisco es el obispo de Roma, capital de Italia y centro del cristianismo. Calificándola de «nuestra ciudad», el Santo Padre dijo: «Tenemos que defender a los pobres, no defendernos a nosotros mismos de los pobres». «Debemos servir a los débiles, no usarlos», subrayó.
Tras los arrestos, el alcalde de Roma, Ignazio Marino, ordenó una revisión de los contratos de la ciudad y el primer ministro Matteo Renzi propuso leyes más duras contra la corrupción a nivel nacional.
Una vez finalizada la ceremonia, Francisco, de 78 años, abandonó la basílica mientras sonaba el tema navideño «Adeste Fideles».
«Buen año para todos», dijo, para luego salir a la plaza, ver el pesebre, y saludar a los fieles deseándoles lo mejor en persona. El Pontífice estrechó así la mano de cada uno de los presentes, e incluso se fotografió con algunos de ellos.
Jorge Bergoglio, pese a las bajas temperaturas, permaneció en la plaza. Luego, abordó un vehículo, con la ventanilla baja para continuar con los saludos a los peregrinos y turistas, y se marchó hacia su residencia, Santa Marta.