LA MALDICIÓN DE LA GEOGRAFÍA
En 2009, Honduras se había convertido en el principal punto de paso para el tráfico de drogas desde Venezuela y Colombia hasta los Estados Unidos. Las lanchas y avionetas necesitaban detenerse en la costa Caribe hondureña, un lugar con poca vigilancia y casi deshabitado, para trasladar la droga por tierra hasta la frontera con Guatemala, desde donde sigue camino en dirección a México.
Otro cable de 2007 del Departamento de Estado de los Estados Unidos obtenido por The New York Times alertaba de que Honduras se estaba convirtiendo en un “narcoestado” debido a la falta de oficiales, de medios, los múltiples puntos ciegos en las fronteras, LA COLABORACIÓN DE LOS BANCOS EN EL LAVADO DE ACTIVOS y la facilidad con que los políticos aceptan financiación del narco.
El golpe de Estado militar de junio de 2009 que derrocó al Presidente Manuel Zelaya no hizo más que empeorar las cosas. Según un informe de la Oficina de Naciones Unidas para la Prevención del Delito, “tras el golpe de Estado en Honduras, los encargados de aplicar la ley cayeron en el desorden, se desviaron recursos para mantener el orden, y se suspendió la asistencia antidroga de los Estados Unidos”.
De acuerdo con datos del Comando Sur de los Estados Unidos hechos públicos en 2012, por Honduras pasaba entonces el 79 por ciento de la cocaína que llegaba a los Estados Unidos.
La situación estaba tan fuera de control que el ministro de Seguridad en 2009, Óscar Álvarez, llegó a decir que los policías actuaban como controladores aéreos del narcotráfico.