El embajador ruso en Turquía, Andréi Kárlov, fue asesinado este lunes en Ankara por un pistolero que clamó venganza por Alepo al dispararle. El atacante, turco, disparó al diplomático mientras este inauguraba una exposición fotográfica en un céntrico barrio de la capital turca. Moscú confirmó la acción, que calificó de “atentado terrorista”. El presunto agresor, que actuó solo, fue “neutralizado” por la policía en el mismo edificio.
“¡Dios es grande! ¡Dios es grande! ¡Nosotros morimos en Alepo, vosotros morís aquí! ¡Matáis a gente inocente en Alepo y en Siria!”, gritó el pistolero mientras efectuaba un total de ocho disparos, primero al aire y luego a Kárlov; otras dos personas resultaron heridas, según medios locales. En los vídeos del ataque, el agresor aparece justo detrás del diplomático, vestido con un traje y corbata negros, lo que hizo pensar a algunos asistentes que se trataba de un escolta.
Su identidad fue revelada enseguida por el alcalde de Ankara: se trata de un joven de 22 años, procedente de Aydin (noroeste de Turquía), que servía desde 2014 en la Policía de Ankara y en la actualidad se hallaba fuera de servicio de la unidad antidisturbios. Estudió en la escuela superior Anatolia, una de las mejores del país, y posteriormente en la Universidad de Izmir.
Los testigos coinciden en señalar que actuó solo y que sabía que no iba a salir vivo del edificio. Salvo el grito de “Dios es grande”, que hizo en árabe, pronunció su parlamento en turco y, como señal inequívoca, alzó el índice de su mano izquierda, mientras aún sostenía la pistola con la derecha, subrayando su profesión de fe islámica. El joven fue “neutralizado” —según otras fuentes, “eliminado”— por la policía, según informó la agencia Anadolu, que no dio más detalles.
El atentado se produjo en una conocida galería del barrio de Cankaya, donde se concentran la mayor parte de las embajadas extranjeras. Las autoridades turcas dieron orden de reforzar la seguridad en torno a la legación rusa en Ankara, habida cuenta que en la última semana se produjeron grandes manifestaciones ante los consulados de Rusia e Irán prometiendo venganza por Alepo. Moscú y Teherán apoyan al régimen del presidente Bachar el Asad en la guerra siria.
Moscú exigió a Ankara que tome todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de la legación, informó en un mensaje televisado en directo la portavoz de Exteriores, María Zajárova, que confirmó la muerte del embajador. Kárlov, de 62 años, había estudiado en el Instituto de Relaciones Internacionales de Moscú y había sido embajador en Corea del Sur de 2001 a 2006.
El atentado contra Kárlov tendría como objetivo principal obstaculizar las relaciones entre Turquía y Rusia, según algunos observadores y el alcalde de Ankara, que dijo que pretende “arruinar” unos vínculos entre ambos países que en los últimos años han sufrido muchos altibajos. Reanudadas a mediados de año, Moscú y Ankara habían roto prácticamente relaciones tras el derribo de un caza ruso por aviones de combate turcos en noviembre de 2015. Rusia introdujo sanciones económicas contra Ankara, que afectaron a las importaciones de frutos y vegetales turcos, así como al turismo, ya muy tocado por la sucesión de atentados mortíferos que ha golpeado Turquía este año. Fue precisamente Kárlov, que estaba al frente de la Embajada desde 2013, quien tuvo que enfrentar esa crisis y normalizar relaciones. De «un golpe por la espalda», lo calificó Vladímir Avátkov, director del Centro de Investigaciones Orientales y Diplomacia Pública, quien considera que se ha realizado en un momento muy delicado, en que Moscú y Ankara estaban manteniendo importantísimas conversaciones sobre temas bilaterales y sobre la situación en Siria.