Durante su vuelo de regreso a Roma tras seis días de intenso viaje por México, el papa Francisco se ha abierto a la posibilidad de que la Iglesia católica admita el uso de anticonceptivos para evitar el contagio del virus Zika en las zonas afectadas, pero se ha negado de forma tajante a permitir el aborto como “mal menor” aun en los casos de graves malformaciones congénitas. Jorge Mario Bergoglio ha recordado que, en los años sesenta, Pablo VI permitió a las monjas del antiguo Congo belga “usar anticonceptivos para casos en los que fueran violadas”.
Pero de ahí, advirtió Francisco durante una rueda de prensa de una hora, a dejar de condenar la práctica del aborto va un abismo insalvable. “El aborto no es un mal menor”, dijo, “es un crimen, un mal absoluto, es echar fuera a uno para salvar a otro, como hace la mafia”. La postura del Papa, aunque previsible en relación con el aborto, abre una puerta hacia la tolerancia del uso de anticonceptivos. “No confundir el mal de evitar el embarazo, por sí solo, con el aborto. El aborto no es un problema teológico: es un problema humano, es un problema médico, va contra el juramento hipocrático que los médicos deben hacer. En cambio, evitar el embarazo no es un mal absoluto», ha dicho en referencia a la situación creada por la expansión del zika. «Hablamos en términos de conflicto entre el quinto mandamiento [no matar] y el sexto [no cometer adulterio]. Pablo VI, el grande, en una situación difícil en África permitió a las monjas usar anticonceptivos para casos en los que fueron violadas.También yo exhortaría a los médicos a que hagan de todo para encontrar vacunas contra estos mosquitos [el Aedes aegypti, que transmite el zika]”, ha añadido.