El expresidente guatemalteco Alfonso Portillo fue condenado a cinco años y 10 meses de prisión por aceptar sobornos, después que un juez federal rechazó la solicitud de indulgencia y dijo que la corrupción en el gobierno debe ser erradicada en todo el mundo.
Portillo, de 62 años, reconoció en marzo que aceptó 2,5 millones de dólares en sobornos para mantener el reconocimiento diplomático a Taiwán, un hecho que debe ser «inadmisible para el gobierno de Guatemala y para los demás países que participan de la convención de las Naciones Unidas contra la corrupción», dijo el juez federal de distrito Robert P. Patterson.
Portillo fue el presidente de Guatemala de 2000 a 2004. Fue extraditado a Estados Unidos hace un año y sigue detenido tras declararse culpable en marzo de un cargo de confabularse para lavar dinero.
David Rosenfield, el abogado de Portillo, había alegado que se debía permitir que el expresidente regresara al lado de su familia después de más de cuatro años de prisión, la mayoría de ellos en Guatemala. La Oficina Federal de Prisiones debe decidir cuánto del tiempo cumplido por Portillo en Guatemala cuanta para su sentencia.
Amigos y familiares de Portillo que se trasladaron a Estados Unidos desde Guatemala y México asistieron a la audiencia de sentencia, que duró más de cuatro horas, donde lo escucharon pedir disculpas por su delito.
«Siento un gran remordimiento y vergüenza no sólo por los delito que cometí, sino también por las consecuencias para otras personas e instituciones», dijo en español.
Entonces describió lo que creía fueron sus logros como presidente de Guatemala y dijo que limpió el sistema financiero, modificó los impuestos, extendió derechos a los sindicatos, aumentó el sueldo a los maestros y alfabetizó a más de 1 millón de personas.
«No estoy tratando de justificar mi error o delito», dijo. «Dios y la historia sabrán si fu un hombre bueno o malo durante el tiempo que he pasado en esta tierra».
Cuando Portillo terminó su alocución, el fiscal federal adjunto Adam Fee lo calificó de un «discurso político».
Anteriormente, Fee había calificado a Portillo un mal candidato a la misericordia del tribunal y dijo que era difícil exagerar la seriedad del delito porque fue perpetrado por Portillo cuando era presidente.
El fiscal dijo que los sobornos también amenazaron la integridad de los bancos estadounidenses porque Portillo lavó el dinero a través de instituciones financieras norteamericanas.
«Lo hizo por avaricia», dijo Fee, agregando que usó los primeros 500.000 dólares que recibió de Taiwán para construir una mansión para reuniones y entretenimiento.
Rosenfield dijo que su cliente seguía siendo el político más popular de Guatemala y que ya lo habían castigado lo suficiente.