El Día Internacional del Trabajador, conmemorado el pasado 1 de mayo en todo el mundo, se vio empañado en Honduras por un acto de usurpación y falta de respeto hacia la esencia misma de la celebración. Ministros del gobierno de la presidenta Xiomara Castro, pertenecientes al Partido Libertad y Refundación (Libre), fueron protagonistas de un lamentable asalto a las actividades alusivas a esta fecha, acaparando indebidamente la atención de los medios de comunicación y desviando el foco de la jornada dedicada a homenajear a los trabajadores.
Desde la precandidata presidencial Rixi Moncada hasta altos funcionarios del gobierno como el canciller de la República, Enrique Reina, el ministro de la Presidencia Rodolfo Pastor de María, el ministro de Educación Daniel Esponda, y el ministro de Aduanas Fausto Cálix, y varios diputados, se adueñaron de las cámaras y micrófonos de los medios que cubrían la marcha, relegando así a los verdaderos protagonistas de la jornada: los trabajadores hondureños.
Este acto de oportunismo político, que despoja a los trabajadores de su espacio y voz en una fecha tan significativa, ha generado una condena generalizada por parte de la sociedad civil y diversos sectores políticos y laborales. Se evidencia una vez más la manipulación de los recursos públicos y la instrumentalización de eventos sociales en beneficio de intereses políticos particulares, en detrimento del bienestar y los derechos de la ciudadanía.
El malestar ante esta situación se incrementa a raíz de un anuncio previo en radio y televisión, en el que el asesor presidencial José Manuel Zelaya Rosales invitó a participar en la marcha del 1 de mayo, advirtiendo acertadamente sobre la posibilidad de que los políticos intentaran capitalizar este evento en su propio beneficio.