Durante un acto solemne, el Congreso Nacional realizó este martes la condecoración de honor en el grado de la “Gran Cruz Placa de Oro” a la embajadora de México en Honduras, Dolores Jiménez Hernández por su destacada labor en nuestro país.
Este proyecto fue presentado ante la Cámara Legislativa por el diputado Antonio Rivera Callejas, mismo que el pasado 23 de abril solicitó la moción para la dispensa de dos debates.
El titular del Congreso Nacional, Mauricio Oliva Herrera, señaló, durante la ceremonia que “Es muy satisfactorio tomarnos una pausa de nuestras intensas actividades legislativas para honrar desde el fondo de nuestros corazones, agradecidos, a una extraordinaria amiga de Honduras, como es la embajadora de México, Dolores Jiménez Hernández”.
Oliva recordó que la decisión de otorgar esta condecoración fue de manera unánime.
“Este poder del Estado tomó la decisión de otorgar la máxima presea de nuestras condecoraciones como manifestación del agradecimiento, la simpatía y la amistad que nuestro país sostiene con el hermoso pueblo y gobierno de México”, apuntó Oliva.
La gran patria forjada con el carácter de fuego de los aztecas –continuó diciendo–, que ya daba señales de su liderazgo continental desde que era una entidad de control territorial, político y económico en la zona central de Mesoamérica durante el periodo post clásico tardío, antes de la conquista española.
¡México es un íntimo amigo de la paz! –sentenció Oliva.
México es un pueblo que canta como pocos, que escribe como Sor Juana Inés de la Cruz y como Octavio Paz, ríe, enamora, y se solidariza de los que siempre hemos considerado a México como un hermano mayor, por la historia de colaboración estrecha con Centroamérica y particularmente con Honduras –dijo Olliva.
HONRADA Y CONMOVIDA
Mientras tanto, la embajadora Jiménez Hernández dijo: “Esta honrosa distinción he recibido me honra, me conmueve y me compromete”.
La oportunidad que ahora ustedes me brindan –continuó diciendo–, me hace repasar una interminable secuencia de momentos de fructíferos encuentros y contactos con la sociedad hondureña, con catrachos de todas edades, ámbitos, ambientes, regiones, con quienes convivimos en los más diversos rincones de la geografía hondureña.
¡Vivencias que tanto alegraron nuestras vidas en Honduras! –agregó.
“Ha sido un placer trabajar en Honduras, un honroso placer”, concluyó la embajadora Jiménez Hernández.