Doce privados de libertad fueron trasladados hoy desde la Penitenciaria Nacional de Támara (Francisco Morazán) hacia el centro penal La Tolva, en Morocelí, departamento de El Paraíso, operación que por el alto riesgo y peligro que representan los reos se ejecutó en helicópteros de la Fuerza Aérea Hondureña.
Los reos trasladados eran los más temidos entre el resto de la población carcelaria de ese centro, pues mantenían un control contra todos sus compañeros, debido a su historial criminal y los puestos jerárquicos que tienen dentro del crimen organizado.
La operación fue realizada por la Fuerza de Seguridad Interinstitucional Nacional (Fusina), la Fuerza Nacional de Control de Centros Penitenciarios (FNCCP) y miembros del escuadrón élite policial Tropa de Inteligencia y Grupo de Respuesta “Tigres”.
Mueven a los meros “toros”
Los trasladados al centro penal de La Tolva, más conocido como El Pozo II, son: Ramón Cálix, Lucio Rivera, Wilmer Escoto, Alexander Mendoza, Jairo Orellana Recinos, Jorge Velásquez Paz, Víctor Manuel Fúnez, Rafael Méndez, Aral Josep Cárcamo, Carlos Miranda, Ángel Ramírez y Raúl Martínez.
En el caso de Ángel Ramírez y Raúl Martínez, eran los encargados de brindarle seguridad personal a su compañero de módulo Lucio Rivera, así como de ordenar asesinatos y extorsión a dueños de transporte urbano y a locales comerciales.
El privado de libertad Rafael Méndez es de los catalogados al interior del centro penal como uno de los reos de más alta peligrosidad, por su historial criminal y porque siempre busca la forma de seguir ordenando la ejecución de hechos criminales desde el interior.
Ramón Cálix es ampliamente conocido como simpatizante de la MS-13 y no solo giraba órdenes desde adentro de la Penitenciaría Nacional, sino que también había logrado convertirse en un jefe al interior de este centro, lo que le permitía además dar instrucciones en contra de sus propios compañeros. Es autor intelectual de crímenes dentro y fuera de Támara.
El privado de libertad Lucio Rivera, quien es conocido como uno de los “toros” del centro penal de Támara y forma parte de una banda criminal, se encargaba de traficar armas; se le han decomisado pistolas de alto calibre y usaba las instalaciones de la panadería para esconderlas.
“Casa Blanca” queda sin jefe
En el caso de Wilmer Escoto, luego de todos los traslados de reos hechos anteriormente, se volvió una autoridad en el módulo conocido como “Casa Blanca”, desde donde giraba órdenes para realizar extorsiones, aun a sus propios compañeros de presidio. Guarda prisión por el delito de extorsión.
Los reos Alexander Mendoza, alias “Porky”; Jairo Orellana Recinos, conocido como “Sony”, y Jorge Velásquez Paz, alias “Chacarrón”, forman parte de los “jefes de jefes” de la MS-13 y han cometido un rosario de actos violentos.
Estos tres privados de libertad fueron ya condenados a 20 años de prisión y operaban en varios sectores de San Pedro Sula. En el caso de “Porky”, ya se le aseguraron varias propiedades y empresas.
Víctor Manuel Fúnez es conocido con el alias de “Toreto” y está ligado al tráfico de drogas y de armas para los diferentes grupos criminales.
Por su parte, el privado de libertad Carlos Miranda, alias “Pantera”, es miembro del crimen organizado, y Aral Josep Cárcamo posee un amplio cartel delictivo, de alta peligrosidad y de ejecutar acciones ilegales en colaboración con miembros de maras y pandillas, y otros grupos criminales.
Antes de abandonar el centro penal de Támara, al igual que al ingresar a El Pozo II, los 12 privados de libertad, que son considerados como delincuentes de alta peligrosidad, fueron sometidos a un escáner e inmovilizados de pies y manos como medidas de seguridad para su vuelo en helicópteros.
Las autoridades del Instituto Nacional Penitenciario (INP) informaron que este traslado obedece al cumplimiento de la Ley del Sistema Penitenciario, que indica que las personas privadas de libertad de alta peligrosidad deben permanecer en cárceles de máxima seguridad para mantener el orden y control en los centros penitenciarios
Explicaron que “no vamos a regresar a los tiempos pasados, en que los privados de libertad hacían lo que querían; eso no lo vamos a permitir porque el orden y control lo tienen las autoridades penitenciarias y lo mantendremos en beneficio de la sociedad, que merece vivir en paz, tranquilidad y con seguridad, como lo ha dicho el presidente Juan Orlando Hernández”.