Alfredo Hawit, un ex vicepresidente de la FIFA que se desempeñó como presidente interino de la CONCACAF, admitió ante el juez Raymond Dearie, de la corte de distrito federal en Brooklyn, que se había confabulado con otros para otorgar los derechos de comercialización de empresas en la Florida y Argentina a cambio de sobornos pagaderos en cuentas bancarias que él y su familia controlaban en Panamá y Honduras.
Hawit se declaró culpable el lunes en el escándalo generalizado de sobornos que ha empañado la organización rectora del fútbol mundial.
Los fiscales en Nueva York dijeron que el hondureño Hawit aceptó sobornos por cientos de miles de dólares relativos a la venta de derechos de comercialización de torneos de fútbol en Latinoamérica.
Hawit, de 64 años de edad, se encuentra libre bajo fianza y su siguiente comparecencia ante el tribunal será en octubre.
Cada uno de los cargos conlleva un máximo de 20 años de prisión. También resignará 950.000 dólares en el momento de la sentencia.
«Sabía que estaba mal aceptar esos pagos», dijo Hawit.
Tanto él como su abogado se negaron a formular declaraciones fuera del tribunal.
El acuerdo por el que el acusado se declaró culpable involucra a más de 40 personas en varios países. La fiscalía dice que los dirigentes del fútbol se han alzado con cientos de millones de dólares en pagos ilegales en los últimos 25 años.
Hawit presidió interinamente la CONCACAF entre junio y el 3 de diciembre, cuando fue arrestado. Fue extraditado de Suiza este año.
El mes pasado, Rafael Callejas, ex presidente de Honduras y miembro de la comisión de televisión y mercadotecnia de la FIFA, también se declaró culpable por los cargos de asociación para delinquir y de fraude electrónico en la corte de Brooklyn. Callejas aceptó haber recibido sobornos de una compañía con sede en Miami a cambio de otorgar los derechos partidos de las eliminatorias del Mundial para 2014, 2018 y 2022.
Hawit dijo que, si bien aceptó sobornos de una empresa argentina de mercado, incluso tras una reunión en Uruguay en la que se coordinó la trama, la CONCACAF al final no le otorgó los derechos a la firma argentina.