Un juez federal de Nueva York rechazó este jueves el pedido de la defensa del hondureño Alfredo Hawit, el suspendido presidente de la CONCACAF, para ser colocado en arresto domiciliario sin fianza por su involucramiento en el caso de corrupción en la FIFA.
Hawit, de 64 años, fue extraditado el miércoles desde Suiza, donde fue detenido el 3 de diciembre pasado, y por la tarde de ese mismo día se declaró inocente de 12 cargos en su contra en los tribunales de Brooklyn (sudeste), tras lo cual quedó detenido.
Este jueves, su abogado Justin Weddle intentó sin éxito convencer al juez Robert Levy de dejar a su cliente bajo arresto domiciliario sin fianza financiera y monitoreado electrónicamente en casa de uno de sus hijos.
“El paquete que usted tiene ahora no es un paquete sustancial”, respondió el magistrado, agregando que “20.000 o 50.000 dólares depositados en los tribunales sería un monto sustancial”, tras lo cual fijó una nueva audiencia para el 21 de enero.
La fiscalía federal de Nueva York pidió una fianza de cuatro millones de dólares, de los cuales 500.000 en efectivo, para que el acusado obtenga la libertad provisoria, advirtiendo que plantea “un serio riesgo de huida”.
Hawit, quien apareció vestido con camisa verde clara y pantalones marrones de presidiario, sufre graves problemas de salud, tiene pancreatitis y diabetes y necesita una dieta especial que no tuvo en prisión en Suiza, según su abogado.
La fiscalía lo acusa de asociación delictiva, fraude y lavado de dinero, por ejemplo por haber recibido sobornos de parte de sociedades de mercadotecnia deportiva a cambio de los derechos de comercialización y difusión de torneos organizados en Latinoamérica.
Las causas abiertas en Estados Unidos por el escándalo de corrupción en la FIFA, que estalló en mayo pasado y tuvo una segunda oleada de acusaciones en diciembre, incluyen a 39 personas, la mayoría altos dirigentes del fútbol del continente americano, y dos importantes compañías de marketing deportivo.
Doce individuos se han declarado culpables, aceptando cooperar con la fiscalía a cambio de una posible reducción de la pena, y 27 son actualmente juzgados.
El escándalo afectó al propio presidente dimisionario de la FIFA, el suizo Joseph Blatter, suspendido por ocho años de toda actividad ligada al fútbol, al igual que Michel Platini, presidente de la UEFA desde 2007.