En Estados Unidos la reunión entre Barack Obama y Raúl Castro en el marco de la VII Cumbre de Presidentes en Panamá no ha sido del todo vista con buenos ojos, a pesar de que muchos la consideran histórica.
El Partido Republicano ha sido uno de los primero en condenar este acercamiento, específicamente por parte del senador por Texas Ted Cruz, quien es ya oficialmente candidato a la Presidencia.
Cruz, consideró en un comunicado que el acercamiento de Obama concede a los hermanos Castro (Raúl y Fidel) “exactamente lo que quieren: un alivio económico y legitimidad en la escena internacional”, lo que “abandona a la oposición pro-estadounidense”.
“Este Presidente ha demostrado que está dispuesto a hacer lo que nueve presidentes anteriores de ambos partidos no hubieran hecho: dar refugio a un dictador comunista en nuestro propio hemisferio”, agregó Cruz, de origen cubano y próximo al movimiento Tea Party.
Por su parte, el ex gobernador de Florida Jeb Bush, que también se espera que haga pronto oficial su candidatura a la Casa Blanca, mostró su desacuerdo poco antes de que se produjera la reunión entre los dos líderes en el marco de la Cumbre de las Américas y calificó al gobernante Castro de “cruel dictador”.
“Obama se reúne con Castro, pero se negó a reunirse con el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. ¿Por qué legitimar a un cruel dictador de un régimen represivo?”, escribió Bush en su cuenta de la red social Twitter.
En tanto, el senador por la Florida Marco Rubio, cuya intención de presentarse para presidir el país se espera que se haga pública este lunes, tachó de “ridícula” la posible salida de Cuba de la lista de países que patrocinan el terrorismo y la atribuyó a que Obama está empeñado en dejar un “legado”.
Rubio, de padres cubanos, es uno de los legisladores más combativos contra el gobierno de la isla.
También se escucharon voces críticas hoy por parte de otros congresistas como la republicana por Nueva York Elise Stefanik, quien consideró que uno de los mayores errores del presidente en su mandato se dibuja en sus estrategias de política exterior, haciendo referencia al pacto con Irán y al deshielo con La Habana.
“Creo que este gobierno y el presidente Obama han dado prioridad a las relaciones con nuestros adversarios más que con nuestros aliados”, dijo Stefanik, miembro del Comité de Servicios Armados de la Cámara Baja.
“Hay más caos en el mundo hoy en día que en cualquier otro momento de mi vida”, añadió Stefanik, de 30 años, quien se convirtió el año pasado en la mujer más joven en ser elegida para ser miembro del Legislativo.
Aunque las encuestas indican que el giro político de Obama hacia la isla cuentan con un gran apoyo entre la ciudadanía y también con una mayoría de consentimiento bipartidista en el Congreso, el senador demócrata Robert Menéndez consideró que el presidente “está cometiendo un error de cálculo”.
“Creo que el presidente está cometiendo un error de cálculo al pensar que si tiende la mano a los dictadores estos van a aflojar el puño”, opinó Menéndez en el programa “Fox News Sunday”.
El senador por Nueva Jersey, también opositor a los Castro y de origen cubano, cuestionó la reunión de Obama con el presidente cubano y consideró “sorprendente” la decisión de Obama dada la hostilidad de Cuba hacia EE.UU. en el último medio siglo.
“Hay un problema fundamental en este proceso”, apuntó el senador, quien fue presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado.
“Mientras Raúl Castro dice cosas buenas sobre el presidente Obama, el mes pasado detuvo a 600 disidentes políticos en Cuba”, agregó.
La reunión entre ambos líderes el sábado en Panamá y las cálidas palabras de Castro hacia Obama calificándolo de “hombre honesto” y ex culpándolo del enfrentamiento histórico entre los dos países ha sido considerado por muchos analistas como un punto de inflexión no solo a nivel bilateral, sino también a escala regional.
Obama y Castro hicieron patente su intención de trabajar juntos hacia la normalización de las relaciones, con una pronta apertura de embajadas en las capitales de los dos países y un intercambio fluido para limar diferencias.