Lo que debía ser un evento de carácter estrictamente técnico y financiero terminó convirtiéndose en escenario de proselitismo político. Durante la LXV Asamblea de Gobernadores del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE), celebrada este viernes en Tegucigalpa, la presidenta hondureña Xiomara Castro utilizó su intervención oficial para promover a Rixi Moncada, candidata presidencial del Partido Libertad y Refundación (Libre).
La actitud de la mandataria ha generado fuertes críticas en círculos diplomáticos, políticos y económicos, al considerar que su comportamiento fue improcedente e inapropiado para la naturaleza del evento, que congregó a ministros de Finanzas de los 15 países socios del BCIE, incluyendo representantes de Corea del Sur, Taiwán, España, México, Colombia, Argentina y República Dominicana, entre otros.
En lugar de ceñirse a temas financieros o de cooperación regional, Castro decidió destacar el papel de Moncada como exministra de Finanzas y exgobernadora ante el BCIE, elogiando su gestión y perfil ideológico. “Cumplió una excelente labor en esta institución y es una firme creyente del diario morazanista y la unión centroamericana”, expresó, en lo que fue interpretado como un claro respaldo electoral en un foro internacional.
La presidenta también hizo alusión directa a las elecciones generales del 30 de noviembre, saliendo completamente del protocolo habitual de una cumbre técnica. Analistas han señalado que este tipo de intervenciones socavan la institucionalidad y utilizan espacios multilaterales para fines partidarios, lo que afecta la imagen del país ante sus socios internacionales.
Moncada, quien durante el actual gobierno ha ocupado tanto la Secretaría de Finanzas como la de Defensa, es ahora la figura que el oficialismo impulsa para continuar con la línea política del actual gobierno. Sin embargo, la manera en que fue promovida ha sido catalogada como un uso indebido del poder presidencial y del espacio diplomático.
La instrumentalización política de un evento de alto nivel como la Asamblea de Gobernadores del BCIE no solo rompe con la tradición diplomática regional, sino que además envía señales de inestabilidad institucional que podrían repercutir negativamente en la cooperación internacional futura.