El presidente de Rusia, Vladimir Putin, se dio un chapuzón de inmensidad y gloria en su atril favorito, el de la Plaza roja. Es «imposible imaginar» cuál habría sido el futuro del mundo «si el Ejército Rojo no hubiera acudido a su defensa».
El presidente ruso presidió el desfile militar que conmemora el 75 aniversario del triunfo de la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial. Desde esa tribuna soleada, donde el suelo vibra por el paso de los tanques, Putin parece dirigirse siempre a todas las generaciones. También a los que no vivieron para disfrutar de la victoria.
El desfile, que conmemora el 75 aniversario de la victoria de la Segunda Guerra Mundial de la Unión Soviética sobre los nazis, no se celebró el 9 de mayo debido al nuevo brote de coronavirus. Los sectores más críticos han señalado que ha sido irresponsable hacerlo ahora con la actual cifra de contagios.
Putin quería que fuese su gran cita internacional. Pero salvo el presidente serbio Aleksandar Vucic, sólo asistieron al desfile los dirigentes del entorno postsoviético, como los presidentes de Kazajistán, Uzbekistán y Bielorrusia. La pandemia de la COVID-19 frustró sus planes.
Putin propuso crear un sistema de seguridad mundial para hacer frente a las nuevas amenazas. «Estamos abiertos al diálogo y a la cooperación en los asuntos más actuales de la agenda internacional. Entre ellos, la creación de un sistema de seguridad fiable y común», aseguró Putin tras ver pasar a 14.000 soldados rusos y de otros países. «Sólo juntos podremos defenderlo [el mundo] de las nuevas y peligrosas amenazas», proclamó.
Para Putin el recuerdo patriótico de la victoria soviética es más nutritivo que nunca. Su índice de aprobación es del 59%, según el Centro Levada, un encuestador independiente. Aunque alto para los estándares de la mayoría de los países, está en su punto más bajo desde 1999. Al mismo tiempo, los resultados de una encuesta publicada por la empresa estatal VTsIOM el martes mostraron que el 95% de los rusos consideraban la victoria soviética de 1945 como el evento más importante del siglo XX para Rusia.