Los hondureños tienen previsto acudir a las urnas este domingo en unos complicados comicios donde los dos candidatos principales han sido satanizados, con el primero de ellos —Nasry Asfura— acusado de representar a un partido de gobierno que tiene vínculos con el narcotráfico, y con su rival —Xiomara Castro— criticada de tener sólidos nexos con el régimen de Caracas.
Por el momento es Castro, esposa del derrocado presidente hondureño Manuel Zelaya, la que parece tener una ligera ventaja en las encuestas, en unas reñidas elecciones que podrían tornarse violentas de no arrojar un claro ganador el domingo, dijeron analistas.
Castro, del Partido Libre, promete refundar Honduras como un “estado socialista democrático”. El tamaño de su ventaja se desconoce debido a que la contienda entró en un período de silencio en el cual no pueden transmitirse los resultados de las encuestas, pero expertos consultados insisten en que ella es quien tiene la delantera aun cuando Asfura y el gobernante Partido Nacional han invertido fuertemente en publicidad.
Castro ha sabido sacarle provecho al malestar de los hondureños, creado por los graves problemas económicos en un país que además ha sido duramente golpeado por los efectos del coronavirus y de dos terribles huracanes, explicó Evan Ellis, profesor del Instituto de Estudios Estratégicos de Army War College de Estados Unidos.
Las duras condiciones están propiciando que miles de hondureños abandonen el país para dirigirse a píe hacia Estados Unidos, dijeron los expertos.
“Como en otros países que han elegido a líderes populistas de izquierda, la probable victoria de Castro refleja la frustración de los hondureños con la pobreza generalizada, el crimen, la violencia, la corrupción en todos los niveles de gobierno y la continua incapacidad de los líderes electos para abordar estos problemas”, dijo Ellis en un reciente análisis.
Los últimos datos estadísticos apuntan que en el año 2019, el 48% de los hondureños estaban por debajo de la línea de pobreza, mientras que el 70% estaban subempleados.
“Lo que es peor, en los últimos dos años, sus dificultades se han visto agravadas por los efectos de la Covid-19 y los huracanes Eta e Iota. Las tormentas consecutivas golpearon duramente al país en noviembre de 2020, ocasionando $1,900 millones en daños y afectando a cuatro millones de hondureños”, señaló Ellis.
El impacto combinado de las tormentas y la pandemia llevó a que el país centroamericano registrara una contracción del Producto Interno Bruto de 9% el año pasado.
El país también está siendo duramente golpeado por la criminalidad. La tasa de homicidios de Honduras del año pasado fue de 37.6 asesinatos por cada 100,000 habitantes, una de las más altas de la región.
Ellis dijo que una victoria de Castro en los comicios probablemente conduciría al restablecimiento de las relaciones diplomáticas de Honduras con el régimen de Maduro, las cuales habían sido cortadas por el presidente actual, Juan Orlando Hernández.
El régimen de Caracas fu un importante aliado del esposo de Castro, cuando éste gobernó Honduras, entre enero del 2006 y junio del 2009.
Cuando Zelaya fue removido del poder en medio de una crisis constitucional, Maduro viajó personalmente a Honduras como canciller de Venezuela para tratar de conseguir que el depuesto presidente lograra entrar nuevamente al país centroamericano.
Coincidencialmente, Maduro también es acusado por las cortes de Estados Unidos de estar inmerso en el narcotráfico y de ser uno de los máximos líderes del denominado Cartel de Los Soles.
De ganar Castro, Honduras probablemente dejaría de apoyar posiciones críticas de regímenes autoritarios de izquierda, como los de Venezuela, Nicaragua y Cuba en foros como la OEA. También es probable que se vuelva mucho menos cooperativo con las posiciones favorables al mercado y defendidas por Estados Unidos”, dijo Ellis.
La estrecha relación entre Zelaya y Maduro ha sido explotada por el partido de gobierno para advertirle al elector que una victoria de Castro le abriría las puertas a Honduras para convertirse en una nueva Venezuela.
Eso efectivamente podría asustar a algunos sectores, pero Asfura enfrenta sus propios problemas de imagen debido a las abundantes acusaciones de corrupción y vínculos con el narcotráfico que rodean al partido al cual él pertenece, dijo Carin Zissis, editora en Jefe de la página de información del Council of the Americas
“Es un partido político que en diferentes niveles tiene serias acusaciones de corrupción con vínculos al narcotráfico”, dijo Zissis. “El propio presidente (Hernández) ha sido nombrado en casos judiciales (en Estados Unidos) involucrando grandes operaciones de narcotráfico”.
De hecho, Hernández ha sido nombrado públicamente como un co-conspirador en un caso de narcotráfico en un tribunal estadounidense, que resultó en la condena de su hermano Tony.
El predecesor en la presidencia de Hernandez, Porfirio Lobo, también del Partido Nacional, ha sido implicado en casos de narcotráfico y lavado de dinero.
Los problemas de imagen de Hernández han alcanzado tal magnitud que el presidente tuvo que dedicar parte de su participación en la Asamblea General de las Naciones Unidas de este año para asegurar que él no es un narcotraficante, dijo Zissis.
Otro de los problemas que se asoman con la elección del domingo es el riesgo de violencia.
“El temor es que se va a producir la elección y si el resultado es muy estrecho, veremos disturbios nuevamente en las calles”, dijo Zissis.
El riesgo se debe en parte al descontento acumulado de la población ante la situación interna de la población, sostuvo.
“Es un país que recientemente atravesó por dos huracanes muy malos y una población que ha tenido que enfrentar un incremento de la violencia, la pandemia y serios temas económicos” y la inacción ante estos problemas de un gobierno que además es acusado de una enorme corrupción, dijo.
La fe en la democracia de muchos en Honduras entraría en crisis si no se produce un cambio de gobierno, añadió Zissis.-ElNuevoHerald