El Parlamento venezolano comenzó ayer la evaluación de la responsabilidad política del presidente Nicolás Maduro, una de las principales acciones de su agenda de lucha tras la «ruptura del hilo constitucional y el golpe de estado» de la semana pasada. Un examen que el «hijo de Chávez» tiene suspendido de antemano, pero que no tendrá ningún efecto más allá de la censura a sus acciones.
«Responsabilidad política como consecuencia de una profunda crisis económica, social y política, como expresó el Papa (tras la reunión con Maduro en el Vaticano), y con la sistemática violación de derechos humanos y de la Constitución», explicó durante su intervención parlamentaria Simón Calzadilla, vicepresidente segundo de la Asamblea.
La mayoría opositora votó (tras la interrupción provocada por el altercado originado por diputados chavistas disconformes) a favor de la apertura de investigación a Maduro, que contempla un exhorto para que el «hijo de Chávez» acuda la semana que viene al Parlamento y responda a las acusaciones.
La comisión creada comenzará así a elaborar un expediente que sirva de base a posibles juicios penales y políticos, además de evaluar también un posible «abandono de cargo» presidencial. Una especie de impeachment criollo, cuya resolución final depende del Supremo, el mismo tribunal que ha roto récords mundiales sentenciando en 33 ocasiones contra este mismo Parlamento y contra la oposición. Los congresistas también hicieron un llamamiento a la Toma de Venezuela, las protestas callejeras programadas hoy para reclamar la celebración del referéndum revocatorio bloqueado por el gobierno.
«Quienes conspiran son ustedes, están desesperados por dar un golpe de Estado», respondió Héctor Rodríguez, jefe parlamentario del oficialismo.
Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea, se despachó a gusto contra el general Vladimir Padrino López, ministro de Defensa y autor de unas polémicas declaraciones, en las que acusó al Parlamento de «promover la injerencia y la intervención extranjera. Se toparán con los hijos de Chávez», amenazó. «Es el principal alcahuete del irrespeto a la Constitución», aseguró Allup contra el actual «hombre fuerte» del chavismo.
En eso mismo momento, las televisiones del país, que no emitían el debate, conectaron de forma obligatoria con el aeropuerto de Caracas, para dar en directo el regreso de Nicolás Maduro, tras su llamada Gira Relámpago Internacional. Y recibiéndole, el general Padrino López, quien escuchó como su presidente aseguraba que «traigo las bendiciones de un mundo que nos mira con admiración». Tras el sorprendente encuentro con el Papa Francisco, Maduro también se reunión con Antonio Guterres, elegido secretario general de Naciones Unidas.
Mientras diputados opositores y oficialistas se alternaban en sus proclamas, las tropas militares de la Guardia Nacional resguardaban el Palacio Legislativo, asaltado por 300 radicales chavistas el domingo pasado. En esta ocasión sus componentes no se dedicaron a tomarse selfies con los que entraban, sino a cuadrarse enérgicamente para que no se repitiera la vergüenza nacional.
Los revolucionarios se manifestaron de nuevo en las cercanías, «en la orillita», como ordenó Diosdado Cabello, líder del ala militar. «No nos vamos a dejar tumbar. Si intentan algo contra Nicolás Maduro, responderemos con las mismas armas. Si se pasan, les damos con el mazo (en referencia a su programa de televisión, Con el mazo dando), arengó.
Reacción del presidente
Según informa EFE, Nicolás Maduro denunció un «golpe parlamentario» y convocó para este miércoles una reunión del Consejo de Defensa de la Nación (Codena), integrado por los cinco poderes, tras acentuarse la confrontación política en el país los últimos días.
Frente a miles de chavistas que marcharon en Caracas para manifestarle su respaldo, Maduro dijo que esa reunión se llevará a cabo a las 11.00 hora local (15.00 GMT) en el Palacio de Miraflores, sede del Gobierno.
Explicó, además, que este encuentro servirá «para evaluar el golpe parlamentario de la Asamblea Nacional y el plan de diálogo para la paz».