El presidente Donald Trump dijo el viernes que sopesa seriamente liberar a “inmigrantes ilegales” en bastiones demócratas para castigar a sus rivales en el Congreso por su inacción en el tema de la frontera, horas después de que funcionarios de la Casa Blanca y otros dijeran que la idea fue rechazada tan pronto como fue propuesta.
“Como los demócratas no están dispuestos a cambiar nuestras peligrosas leyes de inmigración, en efecto estamos considerando con seriedad, tal como se ha informado, enviar a los inmigrantes ilegales sólo a las ciudades santuario”, tuiteó Trump. “La izquierda radical siempre parece tener una política de fronteras abiertas, de brazos abiertos, así que esto debería hacerlos muy felices”.
Después dijo a la prensa que él “consideraba escrupulosamente” la idea de liberar a las familias migrantes en esas comunidades, aunque no existen planes inmediatos para concretar la amenaza del mandatario.
“Ellos siempre están diciendo que tienen los brazos abiertos. Hay que ver si tienen los brazos abiertos”, apuntó.
Este giro de Trump, que al parecer tomó por sorpresa al Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), estuvo precedido por la noticia difundida por sus detractores de que la Casa Blanca había considerado por lo menos en un par de ocasiones un plan para liberar a los inmigrantes detenidos en las llamadas ciudades santuario, utilizando a los migrantes como instrumento para castigar a sus oponentes políticos.
Antes de los comentarios de Trump, el Departamento de Seguridad Nacional y un funcionario de la Casa Blanca habían insistido en declaraciones casi idénticas en que la idea fue propuesta pero rechazada tajantemente.
Pero al parecer no por el presidente, quien resucitó la propuesta.
Las “ciudades santuario” son jurisdicciones donde las autoridades locales no colaboran activamente con los agentes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés), negándose a dar a la agencia federal información o recursos que le ayudarían a capturar y deportar a quienes viven ilegalmente en el país.
Algunos de estos lugares son la ciudad de Nueva York y San Francisco, ciudad representada por la presidenta de la cámara baja Nancy Pelosi, quien señaló que la idea es “indigna de la presidencia de Estados Unidos y desconsiderada de los problemas que enfrentamos como nación, como pueblo, para abordar quienes somos: un país de inmigrantes”.
La idea de apremiar a las autoridades de inmigración para que adopten el plan fue discutida en noviembre y de nuevo en febrero mientras el gobierno de Trump pasaba apuros para enfrentar el aumento en la llegada de migrantes a través de la frontera con México, de acuerdo con tres personas que hablaron bajo condición de anonimato para poder discutir conversaciones privadas. Abogados del DHS y del ICE rápidamente rechazaron de inmediato la propuesta, según las fuentes,
con base en que era muy complicada, demasiado cara y quebrantaría regulaciones de uso de fondos, dijeron dos de esas personas.
La idea, difundida primero por The Washington Post, es una de las tantas consideradas por la Casa Blanca en los últimos meses, mientras Trump examina nuevas formas de presionar a los legisladores demócratas a fin de que modifiquen las leyes que el presidente insiste están agravando el problema.
Las autoridades afirman que las opciones se les están agotando, y han propuesto y reciclado numerosas ideas que no se han concretado. En las últimas semanas, Trump ha discutido la idea de reanudar la controversial política de su gobierno de separar a las familias.
Por lo menos dos versiones del plan sobre las ciudades santuario fueron consideradas, según una de las personas familiarizadas con el tema. Una preveía trasladar a los migrantes capturados y recluidos en otras partes a bastiones de oponentes demócratas; y la otra, trasladar directamente a los migrantes detenidos en la frontera a San Francisco, la ciudad de Nueva York, Chicago y otras localidades.
El ICE arresta a personas que viven sin permiso en Estados Unidos y atiende a los migrantes que se presentan en los cruces fronterizos para solicitar asilo. El aumento de las familias migrantes que llegan a la frontera sur rebasa al sistema, lo que ha obligado al ICE a liberar a más de 125.000 personas que están a la espera de sus audiencias judiciales.
Como el procesamiento de inmigrantes y su reclusión en centros han desbordado la capacidad existente, el gobierno ha estado trasladando en autobuses a centenares de personas kilómetros (millas) más adentro y los deja en estaciones Greyhound e iglesias en ciudades como Albuquerque, San Antonio y Phoenix porque las localidades próximas a la frontera ya están rebasadas.-AP