Desafiante como siempre, Joseph Blatter rechazó el jueves los pedidos para que renuncie a la presidencia de la FIFA y desvió la culpa por el inmenso escándalo de sobornos y corrupción que puso de rodillas al organismo rector del fútbol.
«Nosotros, yo, no podemos monitorear todo el tiempo a todos», dijo Blatter en sus primeras declaraciones públicas sobre la crisis, que arrojó serias dudas sobre su liderazgo en la víspera de una elección en la que aspira a su quinto periodo presidencial.
Blatter, de 79 años, insistió en que puede restaurar la confianza en el fútbol mundial tras un par de investigaciones por corrupción que han «avergonzado y humillado» a su organización y al deporte más popular del planeta.
«No podemos permitir que la reputación del fútbol y la FIFA sea arrastrada por el lodo por más tiempo», comentó. «Debe detenerse aquí y ahora».
Pese a las críticas y presiones para que dimita, Blatter seguirá con la elección presidencial del viernes, en la que es posible que sea designado para permanecer cuatro años más al frente, como uno de los hombres más poderosos del deporte.
«Los sucesos de ayer han ensombrecido al fútbol», dijo con una voz por momentos titubeante, en el discurso de inauguración al congreso de la FIFA. «No hay lugar para la corrupción de cualquier tipo».
Blatter rechazó renunciar, como lo había pedido la UEFA a primeras horas del jueves, luego de las más recientes y severas acusaciones en sus 17 años al mando.
«Es suficiente», dijo el presidente de la UEFA, Michel Platini. «La gente ya no lo quiere y yo tampoco».
«Te pido que dejes la FIFA, que renuncies porque le estás dando una terrible imagen», le dijo Platini a Blatter. «En cuestiones de nuestra imagen, no es nada buena y soy al primero que le molesta eso».
Blatter, quien se espera gane la elección del viernes en la que su único contrincante es príncipe Ali bin al-Hussein de Jordania, está bajo la lupa a raíz de las investigaciones en Suiza y Estados Unidos sobre corrupción entre dirigentes del fútbol.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos acusó a 14 personas, entre del fútbol internacional y ejecutivos de mercadeo deportivo, de soborno, crimen organizado, fraude y lavado de dinero a lo largo de más de dos décadas en conexión con la venta de los derechos de comercialización, con valor de cientos de millones de dólares, de torneos de fútbol de la Conmebol y la CONCACAF. Siete funcionarios — entre los que se incluye a dos vicepresidentes de la FIFA y miembros de su comité financiero — permanecen bajo custodia en Zúrich. Blatter no está acusado.
Además, las autoridades suizas investigan las votaciones de la FIFA que otorgaron las sedes de los mundiales de 2018 y 2022 a Rusia y Catar, respectivamente. Ambas decisiones se realizaron entre acusaciones de irregularidades.
Uno de los patrocinadores de FIFA, Visa, advirtió el jueves que podría anular su contrato, que tiene un valor de al menos 25 millones de dólares anuales y vence en 2022.
Visa pidió a la FIFA «a atender de manera rápida e inmediata los asuntos al interior de su organización».
Al reconocer que muchas personas lo culpaban por la manchada imagen de FIFA, Blatter responsabilizó a «las acciones individuales» de dañar al organismo.
«Si la gente quiere hacer mal, tratará de esconderlo», comentó. «No permitiré que las acciones de unos cuantos destruyan el duro trabajo y la integridad de la inmensa mayoría, que trabaja tan fuerte por el fútbol».
Blatter dijo que la crisis podría ser un «parte aguas» para que la FIFA se depure.
«Cooperaremos con las autoridades para asegurarnos que todo el que estuvo involucrado en irregularidades, a cualquier nivel, sea descubierto y castigado», comentó. «No hay lugar para la corrupción de ningún tipo. Los próximos meses no serán sencillos para la FIFA. Estoy seguro que vendrán más malas noticias. Pero es necesario comenzar a restaurar la confianza en nuestra organización».
Al referirse a la elección del viernes, Blatter comentó: «Tenemos la oportunidad de comenzar lo que será un largo y complicado camino para reconstruir la confianza. Hemos perdido su confianza, al menos una parte, y ahora debemos recuperarla».
Entre los siete dirigentes arrestados en una redada policial en un hotel de Zúrich la mañana del miércoles están Jeffrey Webb, presidente de CONCACAF y el uruguayo Eugenio Figueredo, miembro del comité ejecutivo de la FIFA. Todos enfrentan un proceso de extradición hacia los Estados Unidos.
Los acusados enfrentan hasta 20 años de prisión y sus interrogatorios podrían revelar más evidencia en torno a la organización dirigida por Blatter. Webb era miembro de la comisión de auditorías hace más de una década.
Los investigadores suizos comenzaron a interrogar a 10 colegas de Blatter miembros del comité ejecutivo de 2010 que eligió a Rusia y Catar para albergar los próximos dos mundiales.
El ministro francés de asuntos exteriores, Laurent Fabius dijo a France-Inter radio que respaldaba la propuesta de posponer las elecciones de FIFA, dado el escándalo de corrupción actual. «Las acusaciones de corrupción han existido durante años».
Pero el presidente de Rusia, Vladimir Putin, salió a la defensa de Blatter y la FIFA, acusando a Estados Unidos de entrometerse en los asuntos internacionales del fútbol y dejando entrever que todo es parte de un intento por quitarle a su país la sede del Mundial de 2018.
«Nuestra contraparte estadounidense, desafortunadamente, está utilizando los mismos métodos para lograr sus objetivos y perseguir de manera ilegal a las personas», dijo Putin en una entrevista televisiva, en la que comparó el caso al de los denunciantes Julian Assange y Edward Snowden.
«No tengo duda que este es otro intento evidente por desprestigiar la reelección del señor Blatter como presidente de FIFA», finalizó Putin.