El Instituto Guatemalteco de Migración aseguró este lunes que la segunda caravana de migrantes hondureños que entró a Guatemala el sábado pasado no fue «masiva», por lo que consideró su ingreso al país como «flujo migratorio normal».
La portavoz de la entidad migratoria, Alejandra Mena, dijo a los medios que el fin de semana hubo inspecciones en los pasos fronterizos de Agua Caliente y El Corinto, en la frontera con Honduras, y admitió que habían ingresado aproximadamente 100 personas.
Estos se registraron sin inconvenientes ante las autoridades guatemaltecas, de acuerdo a los controles migratorios normales.
El centenar de migrantes hondureños «no se consideró masivo, por lo que se toma como un flujo migratorio normal», asintió Mena.
Los inmigrantes salieron el pasado viernes desde la terminal de autobuses interurbano de San Pedro Sula, la segunda ciudad más importante de Honduras, en un recorrido de cerca de 300 kilómetros entre esta ciudad y Agua Caliente.
La caravana pernoctó, en su mayoría, en el Centro de Atención a Migrantes en la ciudad de Nueva Ocotepeque (Honduras), aunque algunos lo hicieron en áreas verdes de la plaza central del lugar.
La caravana avanzó varios kilómetros unida desde San Pedro Sula y posteriormente se dispersó en algún momento, por diferencias por liderazgos entre los jóvenes que la encabezaban, relató a Efe en Honduras Gerardo Alonso Muñoz, quien durante un buen tramo encabezó la caravana.
La segunda caravana del año se suma a al menos otras cuatro que se registraron desde el 13 de octubre de 2018, cuando más 5.000 inmigrantes, según fuentes oficiales, se fueron de su país aduciendo la mayoría de que no encuentran trabajo y la violencia criminal que vive el país centroamericano.
Entre el 15 y 17 de enero pasado, unas 4.000 personas procedentes de Honduras -y unos cuantos de El Salvador y Nicaragua- ingresaron a Guatemala por los pasos de Agua Caliente y El Corinto para continuar su camino hacia Estados Unidos, pero se encontraron con el muro mexicano representado en la Guardia Nacional de ese país.
El 17 de enero al menos unas 1.000 personas entraron regularmente en el país y fueron llevadas a estaciones migratorias, y si bien se estaría evaluando su condición de asilo o la oferta de trajo, las autoridades migratorias reconocieron que la mayoría serán deportados.
Días después y en dos ocasiones, miles de migrantes se adentraron irregularmente a México cruzando el río Suchiate, cerca de la frontera de Tecún Umán y Ciudad Hidalgo, pero fueron contenidos por la Guardia Nacional, que les obligó a regresar a Guatemala o los detuvieron.
El Instituto Nacional de Migración mexicano informó el pasado lunes que se habían deportado entre el 18 al 27 de enero a 2.303 hondureños, retornados por aire o por tierra.-EFE