Ante el inminente cierre del Aeropuerto Internacional de Toncontín, crecen los niveles de preocupación en las personas cuyos trabajos dependen directa o indirectamente de la terminal aérea debido a un abrupto corte en sus fuentes de ingresos.
El miembro del movimiento de Indignados, Miguel Briceño, asegura que existen intereses ocultos en el contrato para la construcción de Palmerola y que si es por inseguridad que cierran Toncontín, deberían cerrarse todas las calles también.
Carlos Aguirre, integrante de la Asociación de Pilotos, sostiene que el aeropuerto capitalino puede trabajar en conjunto con Palmerola y a su vez manifiesta que los accidentes en Toncontín no han sido provocados por la pista.