El presidente francés Emanuel Macron hizo el viernes un llamado a la calma mientras las autoridades se aprestaban a desplegar vehículos blindados y miles de elementos de seguridad ante la posibilidad de que París sea otra vez escenario de violentas protestas callejeras por quinto fin de semana consecutivo.
El movimiento de los “chalecos amarillos”, que dio inicio a sus movilizaciones el 17 de noviembre para protestar inicialmente contra el alza a los impuestos sobre los combustibles, derivó rápidamente en una expresión de rabia contra el alto costo de la vida en Francia y la percepción de que el gobierno de Macron está muy desconectado de las dificultades diarias de los trabajadores.
“Nuestro país necesita calma. Necesita orden. Necesita funcionar de nuevo con normalidad”, declaró Macron en Bruselas, donde asistió a una cumbre de la Unión Europea.
Macron viajó después a Estrasburgo para manifestar sus condolencias en esa ciudad del oriente de Francia donde un sujeto armado asesinó a cuatro personas e hirió a 12 tras abrir fuego el martes cerca de un mercado navideño. El agresor fue abatido el jueves en un enfrentamiento con la policía. Macron agradeció a algunos de los centenares de fuerzas de seguridad que participaron en la búsqueda del atacante en Estrasburgo.
El mandatario reconoció en un discurso esta semana que era parcialmente responsable de la inconformidad de los “chalecos amarillos”, cuyo movimiento adoptó el nombre de la prenda de seguridad que todos los automovilistas en Francia deben llevar. El presidente ha anunciado medidas para mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores. Pero hasta el momento se ha opuesto a restituir un impuesto a la riqueza que fue cancelado para estimular la inversión en Francia.
“No creo que nuestra democracia pueda aceptar funcionar con un diálogo llevado a cabo solo con la ocupación del espacio público, por elementos de violencia solamente”, afirmó Macron.
Insistió en que ha escuchado las inquietudes de los manifestantes y defendió su compromiso de agilizar una reducción de impuestos. Macron ha ignorado las demandas de que renuncie, que es ahora una de las exigencias de los inconformes.
El jefe de la policía de París, Michel Delpuech, dijo a la radio RTL que los servicios de seguridad tienen previsto desplegar unos 8.000 agentes y 14 vehículos blindados en la capital, igual que el pasado fin de semana. Seis personas han perdido la vida en incidentes relacionados con las movilizaciones y 1.407 han resultado heridas, 46 de ellas de gravedad, según cifras oficiales.
Por segundo fin de semana consecutivo, varios partidos de la liga de fútbol fueron aplazados a solicitud de las autoridades.
Algunos sindicatos han convocado a huelgas escalonadas en todo el país.
“La mejor acción es la huelga”, dijo Philippe Martinez, jefe del sindicato izquierdista CGT. “Hay desigualdad en este país y necesitamos hacer que los jefes de las grandes compañías paguen”.-AP