En declaraciones ofrecidas para medios locales, el papá de Jefferson y Josué Pérez de 13 años contó que aceptó enviarlos con su expareja porque muchas personas lo convencieron de que en Norteamérica tendrían un mejor futuro.
«Yo no estaba de acuerdo. Todo el mundo me andaba encima de que yo no les podía dar mejor vida de como humildemente los tenía aquí, otra gente me decían ‘mirá mándalos allá hay mejor estudio, mejor porvenir’. Tanta era la insistencia que por último me tocó aceptar, pero yo no quería», relató.
De la misma forma Osorio, originario y residente en Santa Ana de Yasguare en Choluteca, al sur de Honduras, responsabilizó a la madre de los menores. Según dijo la muerte de los gemelos fue un «descuido».
Además, contó que los niños salían a bañar con él constantemente y nunca tuvieron algún accidente.
«Tanto que los estuvo peleando por llevarlos y en tan poquito tiempo no los pudo cuidar… siempre que salía a bañar con ellos, los sacaba a las piscinas y les decía que no se metieron a lo hondo», añadió.
Finalmente el dolido padre hondureño pidió ayuda a alas autoridades hondureñas para repatriar el cuerpo de sus hijos y poder darles cristiana sepultura en su pueblo.
En ese sentido, la familia de los gemelos organizó una recaudación de fondos para traer los cuerpos a Honduras.