Miles de migrantes hondureños que cruzan México en caravana, decididos a llegar a Estados Unidos, reanudaron su marcha este miércoles en un trayecto que se estima de 12 horas, la mayoría de ellos a pie.
Con sus escasas pertenencias a cuestas y numerosa presencia de mujeres -algunas de ellas adolescentes- llevando a sus hijos cargados o de la mano, partieron antes del amanecer desde la comunidad de Huixtla, en el estado de Chiapas, donde acamparon el martes para recuperarse.
«Ayer descansamos un poco, nos bañamos en el río, así que salimos con un poco más de fuerza, pero ya a esta hora el sol nos tumba por momentos», dijo a la AFP Ulises Fernández, agricultor de 22 años, al pasar por el poblado de Acacoyagua montado en un mototaxi.
Los migrantes se declaran decididos a alcanzar la frontera pese a las advertencias del presidente estadounidense Donald Trump de que serán rechazados, argumentando que entre ellos van confundidos potenciales «criminales» y «desconocidos» procedentes de Oriente Medio. El mandatario reconoce no tener pruebas de tal afirmación.
La ONU estima que unas 7.000 personas viajan en la caravana.
Los migrantes, que huyen de la pobreza y la violencia en Honduras, han vivido jornadas agotadoras en su camino hasta México.
«¡Ánimo, hermanos!», les gritaban sobre la carretera pobladores de Acacoyagua, que se erige al lado de la Sierra Madre Occidental.
«¡México, México!» gritan en respuesta los migrantes en agradecimiento por el agua y los alimentos que los pobladores les entregan.
El sol inclemente de la mañana los baña en sudor, algunos cojean por las heridas sufridas de tanto andar; otros empujan destartaladas carriolas en las que viajan los más pequeños y no faltan algunos en silla de ruedas.
Acacoyagua está a unos 100 km de Ciudad Hidalgo, fronteriza con Guatemala, por donde el viernes ingresaron a México en una auténtica estampida.
Para alcanzar la frontera con Estados Unidos les restan unos 3.000 km, según la ruta que decidan tomar.
Trump dijo que cancelará la ayuda al desarrollo en Centroamérica si continúan las caravanas y exigió a México detener su paso.
México había advertido que sólo ingresarían desde Guatemala quienes contaran con documentos legales, pero la mayoría entró cruzando clandestinamente el río Suchiate, línea divisoria entre los dos países.
La policía mexicana por momentos recorre la carretera con los migrantes, pero sin impedir su paso.
Hasta el lunes, se contabilizaban 1.699 solicitudes de refugio en México, particularmente menores de edad con sus madres y mujeres, según el gobierno mexicano.
Estos migrantes permanecen en un recinto ferial de Tapachula, Chiapas, donde son atendidos por las autoridades.
Organizaciones que los defienden acusan al gobierno mexicano de violar sus derechos humanos al tenerlos prácticamente detenidos.-AFP