La comunidad hondureña en Estados Unidos atraviesa una creciente crisis de miedo y persecución ante nuevas políticas migratorias impulsadas por el expresidente Donald Trump, mientras —según denuncias— el gobierno de Xiomara Castro guarda un preocupante silencio.
Orlando López, presidente de la organización Francisco Morazán, alzó la voz en nombre de miles de compatriotas que hoy enfrentan redadas, amenazas de deportación y posibles sanciones económicas, como parte de una política migratoria que califican de «agresiva y deshumanizante».
“Estamos viviendo bajo acoso. Nos persiguen, nos discriminan, y no vemos ni una señal de apoyo del gobierno que supuestamente nos representa”, expresó López con indignación.
De acuerdo con el líder migrante, las nuevas amenazas incluyen no solo la cancelación del Estatus de Protección Temporal (TPS), sino medidas como embargos de propiedades, multas a migrantes indocumentados y hasta la confiscación de vehículos. “Aquí hay empresarios, padres de familia y trabajadores que han construido una vida con mucho esfuerzo. No se puede vivir así, bajo miedo constante y sin respaldo”, añadió.
La crítica más dura estuvo dirigida directamente al gobierno de Honduras. López cuestionó la total inacción de la administración de Xiomara Castro frente a la situación. “No hemos escuchado ni una palabra del nuevo canciller desde la salida de Enrique Reina. No hay pronunciamientos, no hay visitas, no hay ninguna gestión diplomática visible”, reprochó.
Organizaciones migrantes han hecho llamados urgentes a las autoridades hondureñas para que intervengan, pero hasta ahora no han obtenido respuesta. “Nos han dejado solos. Pareciera que para la presidenta Xiomara Castro los migrantes no existen, a pesar de que somos quienes sostenemos la economía del país con nuestras remesas”, reclamó López, en referencia al millonario aporte de los migrantes al PIB nacional.
Además, denunció que muchos compatriotas han optado por encerrarse en sus viviendas por temor a ser detenidos arbitrariamente. “Estamos regresando a tiempos oscuros de discriminación racial. La policía actúa con prejuicios. Basta el color de piel o el acento para convertirse en blanco de abuso”, señaló.
A pesar de los esfuerzos de algunas organizaciones para buscar respaldo legal y presionar en Washington, López lamentó que sin el apoyo del Estado hondureño, cualquier avance es limitado. “Necesitamos más que discursos desde Tegucigalpa. Necesitamos acción, presencia y defensa. Y hasta ahora, el gobierno de Xiomara no ha estado a la altura de su responsabilidad”, concluyó.