Enfurecidos por los letales bombardeos contra una milicia respaldada por Irán, decenas de milicianos chiíes iraquíes y sus partidarios irrumpieron el martes en el complejo de la embajada de Estados Unidos en Bagdad, donde rompieron una puerta principal y prendieron fuego a un área de recepción, en uno de los peores ataques contra la embajada en la memoria reciente.
Los guardias estadounidenses lanzaron gas lacrimógeno y se podían ver columnas de humo elevándose desde los terrenos de la embajada.
Un reportero de The Associated Press en el lugar vio llamas que salían del interior del complejo y soldados estadounidenses en el techo del edificio principal de la embajada apuntando con sus armas a los manifestantes.
Un hombre en un altavoz instó a la multitud a no entrar al complejo, y dijo: “El mensaje fue entregado”.
No hubo informes de víctimas. El Departamento de Estado dijo que todo el personal estadounidense estaba a salvo y que no se planeaba evacuar la embajada. El gobierno contemplaba enviar más tropas para proteger el complejo.
La incursión se dio tras los ataques aéreos estadounidenses del domingo que mataron a 25 combatientes de la milicia iraquí Kataeb Hezbollah, la cual es respaldada por Irán. El ejército estadounidense dijo que los ataques fueron en represalia por la muerte de un contratista estadounidense la semana pasada en un ataque con cohetes contra una base militar iraquí que Estados Unidos atribuyó a la milicia.
El presidente Donald Trump culpó a Irán por el ataque contra la embajada y pidió a Irak que proteja la misión diplomática.
“Irán mató a un contratista estadounidense e hirió a muchos. Respondimos enérgicamente, y siempre lo haremos. Ahora Irán está orquestando un ataque contra la embajada de Estados Unidos en Irak. Se les hará completamente responsables. Además, esperamos que Irak use sus fuerzas para proteger la embajada, y así se le ha notificado”, tuiteó el mandatario desde su propiedad en Palm Beach, Florida.
Al anochecer, los manifestantes se habían retirado del complejo, pero instalaron varias tiendas de campaña afuera, donde dijeron que tenían la intención de organizar una sentada. Decenas de banderas amarillas pertenecientes a milicias chiíes respaldadas por Irán ondeaban sobre el área de recepción y estaban pegadas a lo largo del muro de hormigón de la embajada junto con grafitis antiestadounidenses. Helicópteros Apache estadounidenses sobrevolaron el área y arrojaron bengalas.
Trump, quien pasa la semana de vacaciones en su casa de Florida, está en “contacto cercano” y recibe actualizaciones periódicas de su equipo de seguridad nacional, dijo la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Stephanie Grisham.
Los acontecimientos representan un gran revés para las relaciones entre Estados Unidos e Irak, que podrían socavar aún más la influencia estadounidense en la región, y debilitar a Washington en su campaña de presión contra Irán.
Irak ha luchado durante mucho tiempo para equilibrar sus lazos con Estados Unidos e Irán, ambos aliados del gobierno iraquí. Pero la molestia del gobierno iraquí por los ataques aéreos de Estados Unidos, y su aparente decisión de no evitar que los manifestantes llegaran a la embajada, indican un fuerte deterioro de las relaciones entre ambos países.
Las fuerzas de seguridad iraquíes no hicieron ningún intento de detener a los manifestantes mientras marchaban hacia la llamada Zona Verde después de un funeral para los fallecidos en los ataques aéreos. A los manifestantes se les permitió pasar por un punto de control de seguridad que conduce al área, la cual está fuertemente resguardada.
Los manifestantes, muchos de ellos con uniformes de la milicia, gritaban “Abajo Estados Unidos”, “Muerte a América” y “Muerte a Israel” afuera del complejo, arrojando agua y piedras sobre sus paredes. La multitud incendió tres remolques utilizados por los guardias de seguridad a lo largo del muro. Los periodistas de AP vieron algunos intentos de escalar las paredes.
Otros rompieron las puertas del acceso para los automóviles, y decenas entraron en el recinto. Los manifestantes se detuvieron en un corredor después de unos 5 metros (16 pies) y se encontraban a solo unos 200 metros del edificio principal.
El extenso complejo de la embajada goza de una posición destacada a orillas del río Tigris en el corazón de la capital iraquí. Parecido a un campus universitario fortificado, el complejo está bordeado con gruesos muros de protección contra explosiones y torres de vigilancia cilíndricas, lo que le da el aspecto de un castillo moderno.
Las puertas que los visitantes usan para ingresar al complejo consisten en un vestíbulo fortificado con puertas pesadas y vidrio a prueba de balas. Aun si los manifestantes violaron el primer conjunto de puertas, tendrían que pasar por un cordón de contratistas militares fuertemente armados e infantes de Marina antes de llegar al complejo principal.
Numerosos edificios están dentro de los muros, incluidos los dormitorios para el personal, las instalaciones de recreación y comedores, y una central eléctrica.
“Esta es una victoria en represalia por el bombardeo estadounidense. Esta es la represalia inicial; si Dios quiere, habrá más”, dijo Mahmoud, un combatiente de las Brigadas Imán Alí.-AP