En una impactante admisión, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro, admitió ante el Congreso Nacional que el país ha experimentado una transformación alarmante, pasando de ser un país de tránsito de droga a convertirse en un país productor de sustancias ilícitas. Las declaraciones de la mandataria se realizaron en el marco de la instalación de la Tercera Legislatura en el Congreso.
«Honduras pasó de ser un país de tránsito de droga, a ser un país de tránsito de droga», afirmó Xiomara Castro en un discurso que ha generado sorpresa y preocupación.
La presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Rebeca Ráquel Obando, respaldó las impactantes palabras de Castro al corroborar que el principal delito que se comete en el país es el narcotráfico. Obando señaló que «el mayor número de delitos de los casos ingresados en el 2023 fueron por narcotráfico», proporcionando datos concretos que subrayan la magnitud del problema en Honduras.
Estas afirmaciones, provenientes de las más altas autoridades del país, arrojan luz sobre la compleja realidad que enfrenta Honduras y confirman la existencia de un preocupante fenómeno de narco-estado. El reconocimiento de que el país ha pasado de ser simplemente un lugar de paso para el tráfico de drogas a un productor de sustancias ilícitas sugiere un fracaso significativo en los esfuerzos del gobierno de Xiomara Castro para combatir este problema.
Las reveladoras declaraciones han generado cuestionamientos sobre la efectividad de las estrategias implementadas hasta ahora y la necesidad de revisar y fortalecer las políticas antidrogas en Honduras. La gravedad de la situación resalta la urgencia de abordar este problema de manera integral, involucrando a la comunidad internacional y fortaleciendo las instituciones para enfrentar el narcotráfico y sus consecuencias en el país.