Las concesiones anunciadas por el presidente francés Emmanuel Macron y su ‘mea culpa’ el lunes ante a televisión no convencieron al movimiento de los «chalecos amarillos», que este martes seguía movilizado y podría volver a manifestarse el sábado.
En la cuarta semana de protestas de este movimiento sin precedentes, los «chalecos amarillos» –aunque menos numerosos–, proseguían sus operaciones de bloqueo y manifestaciones en las carreteras y rotondas de Francia.
El martes por la mañana se registraron algo más de 1.900 manifestantes y unas cuarenta operaciones de bloqueo, según una fuente policial interrogada por la AFP.
El primer ministro, Édouard Philippe, defendió este martes ante los diputados las medidas anunciadas la víspera por el presidente, calificándolas de «masivas». «Queremos ir rápido, queremos ir con fuerza», reiteró Philippe.
Entre otras medidas, Macron anunció un aumento de 100 euros del salario mínimo, la anulación de un nuevo impuesto para los jubilados con pequeñas pensiones y la exención de impuestos y contribuciones sociales a las horas extraordinarias.
Estas concesiones sin embargo no parecían que fueran a apaciguar la ira de los manifestantes.
«La mayoría de los «chalecos amarillos» entendieron que sólo eran palabras, así que no cederemos», dijo Charlène, una treintañera sin trabajo de Rennes (oeste). «Aquí estaremos todos los días, en Navidad, Fin de Año, hasta que esto no cambie, ¡estaremos aquí!»
«El verdadero tema es la distribución de riquezas», afirmó por su parte Jérôme, desde una rotonda de Saint-Etienne (centro-este).
A este estudiante le habría gustado que Macron anunciara el restablecimiento del impuesto a la fortuna, o el abandono de la reducción de impuestos acordado a las empresas. «20.000 millones malgastados», lamentó.
Otros, recibieron más positivamente los anuncios presidenciales, como Jacline Mouraud, una portavoz de los «chalecos amarillos» considerada moderada. Pidió una «tregua» y se felicitó de «la puerta abierta» que ofrece el poder. «Tenemos una economía que se hunde, comercios a punto de cerrar, no podemos ser responsables de quiebras», dijo en referencia a los comercios que han tenido que cerrar por las violentas manifestaciones de los sábados.
Ante las violentas protestas, el gobierno intenta hacer todo lo posible para evitar un quinto sábado de movilizaciones nacionales.
Desde el inicio de las protestas el 17 de noviembre, las manifestaciones dejaron un saldo de cinco muertos y 1.407 heridos, 46 de ellos graves.
En este sentido Macron advirtió el lunes en su mensaje que «la violencia inadmisible (…) no se beneficiará de ninguna indulgencia».
En general, los franceses se muestran divididos ante la posible persistencia de las protestas.
Según un sondeo de Odoxa del lunes por la noche, el 54% de los franceses desean que las acciones del movimiento continúen, frente al 66% de hace tres semanas.
Emmanuel Macron «no entendió nada de la cólera que se expresa», dijo el sindicato CGT. «Tenemos respuestas a corto plazo, no tenemos respuestas a medio y largo plazo», dijo Laurent Berger, el líder del sindicato moderado CFDT.
Por su parte, el presidente de la comisión de Finanzas de la Asamblea Nacional, Eric Woerth (LR, derecha), pidió a los «chalecos amarillos» liberar las rotondas que bloquean en todo el país.
Jean-Luc Mélenchon, líder de la izquierda radical, apoya una nueva movilización el próximo sábado, que sería la quinta, a pesar de la violencia de las anteriores.
Más prudente, la presidenta del partido ultraderechista Agrupación Nacional, Marine Le Pen, pidió a los «chalecos amarillos» «analizar» las propuestas del presidente, para ver si había ido «suficientemente lejos».
En total, las medidas costarán al Estado unos 10.000 millones de euros, lo que podría llevar el déficit público a más del 3%, el límite fijado por Bruselas, pero sólo «temporalmente», aseguró el presidente de la Asamblea Nacional, Richard Ferrand, del partido de Macron.
Tras reunirse este martes con representantes del sector bancario y los diputados de la mayoría, Macron recibirá el miércoles a las grandes empresas para pedirles que participen en el «esfuerzo colectivo».
Entretanto, los estudiantes de secundaria continuaban sus protestas, con otras reivindicaciones pero siguiendo la estela de los «chalecos amarillos». El martes, 450 liceos estaban bloqueados, de un total de más de 2.000, como la víspera.-AFP