En Brasil y la sombra de Jair Bolsonaro complican la hasta ahora exitosa estrategia uruguaya en la lucha contra el coronavirus. Es bien consciente de ello el presidente, Luis Lacalle Pou, que está pasando el fin de semana aislado a la espera de saber si se ha contagiado de Covid-19 durante dos visitas esta semana a la frontera con el país vecino. Y lo saben bien todos los uruguayos, un país con apenas 816 casos y continuidad geográfica de otro que es el que más contagiados tiene en el mundo después de Estados Unidos.
Lacalle Pou visitó el lunes y el jueves de esta semana Rivera, una ciudad binacional en el norte del país, unida a la brasileña Santana do Livramento, con la que conforma un conglomerado urbano de 170.000 habitantes. Allí se sitúa la mayor preocupación del gobierno de Uruguay, un país que sin imponer una cuarentena obligatoria logró controlar el impacto del virus. El jefe del Estado se reunió tanto el lunes como el jueves con Natalia López, una funcionaria del Ministerio de Desarrollo Social que días después dio positivo por Covid-19.