Según defensoras de Derechos Humanos, campañas de odio como la que se denuncia montó una expresidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada contra la asesinada líder indígena y ambiental, Berta Cáceres, tienen un impacto letal e institucionalizan el odio contra una persona, propiciando que le quiten la vida.
Con contundencia se afirma que la apología de odio hacia un individuo puede provocarle la muerte, una muerte lenta.
Al tenerse plenamente identificada a la responsable de montar una campaña de este tipo, lo que correspondiente es comprobar cómo ese odio trajo repercusiones, documentar y posteriormente castigar.