El expresidente francés Nicolas Sarkozy, con cuentas pendientes ante la justicia y oficialmente retirado de la política, nunca ha querido dejar de influir. La presencia en el nuevo Gobierno De ministros procedentes de la órbita sarkozysta refleja la proximidad entre Emmanuel Macron y uno de sus antecesores. Pero, sobre todo, traduce el deseo del actual presidente de consolidar su anclaje electoral en el centro derecha con la vista en las presidenciales de 2022.
Que el conservador Nicolas Sarkozy, y no su mentor socialista François Hollande, es el expresidente preferido de Emmanuel Macron quedó claro desde los primeros meses de su quinquenio. Macron le encargaba misiones. Le consultaba. Le agasajaba junto a su esposa, Carla Bruni, en el palacio del Elíseo. “Siempre he sentido simpatía por usted y no lo lamento”, le dijo la actual primera dama, Brigitte Macron.
El anuncio el lunes de un nuevo Gobierno parece confirmar la sintonía. No hay rupturas en el equipo ministerial respecto al anterior. Ascensos como el del joven Gérald Darmanin, ministro junior de Economía, que pasa a ocupar la poderosa cartera de Interior, trampolín de futuros jefes de Estado como el propio Sarkozy o François Mitterrand. Reajustes como el reforzamiento de las competencias —también se encargará de la reconstrucción— de uno de los pesos pesados del gabinete, el titular de Economía, Bruno Le Maire. O entradas estruendosas como la del nuevo ministro de Justicia, el polémico abogado Éric Dupond-Moretti.
Más allá de estos ajustes, todo sigue igual: el nuevo Gobierno ni será más de izquierdas ni, sobre el papel, más ecologista. Incluso el nuevo primer ministro, Jean Castex —alto funcionario, conservador moderado, alcalde—, no es tan distinto de su antecesor, Édouard Philippe, si no es por su inexperiencia en la primera línea de la política partidista y porque hasta su nombramiento el viernes era un desconocido para los franceses. Y, sin embargo, hay un trazo común en la remodelación, una figura que aparece cuando se unen los puntos: Nicolas Sarkozy.
Castex fue secretario general adjunto en el Elíseo cuando Sarkozy era presidente, y una de las primeras llamadas que hizo tras su nombramiento fue al viejo jefe quien, según explica el diario conservador Le Figaro en un articulo titulado En la macronia, todos los caminos llevan a Sarkozy Darmanin fue portavoz de campaña de Sarkozy cuando este conquistó en 2014 la presidencia de la UMP, el gran partido de centroderecha que se convertiría en Los Republicanos. Le Maire fue, bajo la presidencia de Sarkozy, secretario de Estado de Asuntos Europeos y ministro de Agricultura, etapa de la que extrajo un jugoso dietario, Jours de pouvoir (Días de poder).