LA PROMESA DE LA CICIH: un «trabajo en proceso» que huele a cinismo en medio de la corrupción

El ministro de Transparencia, Sergio Coello, insistió en que el gobierno de la presidenta Xiomara Castro sigue trabajando para instalar la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Honduras (CICIH) «en el menor tiempo posible». Sin embargo, su declaración resuena como un eco vacío de las promesas de campaña, mientras el gobierno se ve sumido en un mar de denuncias de corrupción y una creciente desconfianza popular.

Coello, al ser consultado sobre si la CICIH se ha quedado en una simple promesa, como tantas otras, se mostró optimista, pero evadió responsabilidades concretas. Aseguró que las gestiones con Naciones Unidas están en marcha y que la instalación de la comisión se dará «pronto», sin dar plazos claros. En lugar de ofrecer explicaciones detalladas sobre las demoras, el ministro optó por señalar a los sectores que, según él, impulsaron la salida de la MACCIH en 2020, como los responsables de impedir la creación de la CICIH. ¿Una estrategia de desvío de responsabilidades? Sin duda, parece más bien un intento por desviar la atención de la falta de acción del propio gobierno.

Es irónico que el ministro, en medio de un gobierno que ha sido objeto de diversas denuncias por corrupción, descarte cualquier indicio de irregularidad en sus filas. Coello descalificó las denuncias de la sociedad civil, tachándolas de parte de una «agenda política» que busca desestabilizar al gobierno de Libertad y Refundación (Libre). ¿Es acaso una agenda política señalar hechos de corrupción cuando el gobierno parece tener dificultades para cumplir incluso con sus promesas más básicas?

El ministro también hizo referencia a las investigaciones realizadas por la Secretaría de Transparencia, pero las dejó en un misterio, mencionando que no se podían revelar detalles por razones de «información clasificada». Un expediente que se mantiene en secreto, sin que la ciudadanía tenga acceso a los resultados, no es un verdadero ejercicio de transparencia. En lugar de abrir la puerta a la rendición de cuentas, se abre la puerta a la opacidad.

La administración de Xiomara Castro, que prometió ser la solución a los males de corrupción que aquejan al país, se encuentra ahora envuelta en una maraña de dudas y falta de acción. La CICIH, que debería ser una herramienta vital para combatir la impunidad, sigue siendo una promesa lejana. Mientras tanto, las denuncias de corrupción continúan acumulándose, y el gobierno parece más enfocado en defender su imagen que en enfrentar la corrupción de manera efectiva.

¿Será que el ministro Coello, al igual que su administración, está más interesado en mantener la apariencia de transparencia que en generar cambios reales? Si bien es cierto que algunos avances en registros y adquisiciones han sido mencionados, estos esfuerzos no parecen ser suficientes para calmar la creciente preocupación de la ciudadanía. El hecho es que el gobierno de Xiomara Castro sigue sin cumplir con una de sus promesas más cruciales: la instalación de la CICIH, mientras la corrupción sigue siendo una sombra que persigue cada rincón de la administración pública.

El tiempo sigue pasando y, con él, las esperanzas de un cambio real. La ciudadanía merece respuestas, y lo que parece ser una constante es el cinismo con el que se manejan las promesas incumplidas.

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