Mary Anne MacLeod sólo traía consigo unos US$50 (US$700 de hoy) cuando desembarcó en Nueva York el 11 de mayo de 1930.
La mujer que años más tarde daría la vida al magnate Donald Trump -virtual candidato republicano a la Casa Blanca- entró legalmente a Estados Unidos procedente de su natal Escocia.
Pero contrario a la idea extendida de que primero viajó como turista y luego regresó para casarse con el constructor Fred Trump, los documentos de aduana indican que desde el principio tenía intenciones de quedarse en el país.
Su nombre aparece en los registros de inmigración de la época digitalizados por la Fundación Estatua de la Libertad – Isla de Ellis, que conserva los datos de más de 51 millones de viajeros que llegaron a Estados Unidos entre 1892 y 1957 a través de dicha isla y del puerto de Nueva York.
Según esos documentos, MacLeod embarcó el 2 de mayo de 1930 en el puerto de Glasgow rumbo a Estados Unidos, adonde llegó nueve días más tarde a bordo del barco Transilvania.
«Vino con una visa de inmigrante para tener una residencia permanente», le dijo a BBC Mundo Barry Moreno, historiador del Museo Nacional de Inmigración de la Isla de Ellis en Nueva York, tras analizar el registro de pasajeros de la embarcación.
Su visado #26698 había sido emitido en Glasgow el 17 de febrero de 1930, justo tres meses antes del viaje.
El documento de aduana señala que MacLeod no pensaba regresar a su país de origen, sino que tenía la intención de residir permanentemente en Estados Unidos y obtener la ciudadanía.
«Si desde el momento en que llegó ella se veía a sí misma viviendo en Estados Unidos de forma permanente, eso se llama inmigrar. No hay ninguna duda al respecto», comentó a BBC Mundo la escritora Gwenda Blair, autora del libro The Trumps: Three Generations of Builders and a Presidential Candidate («Los Tumps: tres generaciones de constructores y un candidato presidencial»).
Los medios en EE.UU. señalan que Trump siempre ha sostenido que su madre viajó inicialmente al país como turista y no con la intención de residir en él.
Para algunos es una distinción importante, dada la retórica en contra de la inmigración -ilegal e incluso legal- que ha caracterizado el discurso del magnate en su camino hasta convertirse en el candidato republicano para las elecciones presidenciales de noviembre.
Sus ataques contra los inmigrantes mexicanos, a los que tachó de delincuentes, han hecho que la opinión que los votantes hispanos tienen de Trump sea mayoritariamente desfavorable.
También fue muy polémica su iniciativa de prohibir temporalmente la entrada de los musulmanes a EE.UU. si llega a la presidencia.
Empleada doméstica
Originaria de Tong, un poblado de la isla de Lewis, al norte de Escocia, con 18 años la madre de Trump seguía los pasos de tres de sus hermanasque ya se encontraban en Estados Unidos: Christina, Mary Joan y Catherine.
Las autoridades apuntaron el nombre y la dirección de esta última en Astoria (Queens) como los datos de la persona que la iba a recibir en Nueva York.
En cuanto a su oficio o profesión, el documento de aduana registra a MacLeod como «doméstica».
«Lo de doméstica puede significar varias cosas: una persona que trabajaba en su casa; alguien que trabaja en una casa de familia, cocinando y limpiando para otros; o alguien que trabaja en el servicio doméstico de una casa como sirvienta», explicó Moreno.
En eso, MacLeod también parecía seguir la senda, al menos, de su hermana Mary Joan, quien había trabajado en el servicio doméstico cuando conoció al que sería su esposo, Victor Pauley.
Sea cual fuera el sentido que le daba a su definición de «doméstica», lo cierto es que MacLeod lo vuelve a utilizar en septiembre de 1934, cuando ingresa por segunda vez al puerto de Nueva York jama procedente de Escocia.
El documento de aduana de este segundo viaje, a bordo esta vez del barco Cameronia, revela otros aspectos relevantes de sus primeros años en territorio estadounidense.
En primer lugar, que permaneció en el país ininterrumpidamente desde su llegada en mayo de 1930 hasta junio de 1934 y que señaló como su lugar de residencia permanente Nueva York.
Moreno destaca que, antes de viajar a Escocia, MacLeod tramitó un permiso para reingresar a Estados Unidos, lo que habría facilitado los trámites aduaneros durante su segunda entrada.
Orígenes humildes
«Ella venía de una familia muy pobre. Hubo una gran emigración del pueblo de donde ella procede porque a finales de la I Guerra Mundial la mayor parte de los hombres del pueblo murieron al hundirse un barco que los traía de vuelta», le contó a BBC Mundo Michael D’Antonio, autor del libro Never Enough: Donald Trump and the Pursuit of Success («Nunca suficiente: Donald Trump y la búsqueda del éxito»).
«Fue una gran tragedia. Muchas mujeres decidieron emigrar al ver que no tendrían con quien casarse. Se fueron a Canadá y a Estados Unidos», agregó.
Y D’Antonio también menciona razones económicas para emigrar, pues muchos granjeros de la isla de Lewis fueron expulsados de esas tierras y tuvieron que mudarse al pueblo.
«Eran muy pobres porque ya no podían sembrar sus propios cultivos», relató.
A juzgar por los documentos del viaje de MacLeod a bordo del Transilvania, Moreno cree que su situación económica no era totalmente precaria en ese momento.
«Tenía suficiente dinero para pagar segunda clase viajando en una cabina compartida con otra mujer y evitar la tercera clase. Obviamente, tenía algo de dinero, no era pobre, pero sí vino como inmigrante», dijo el historiador a BBC Mundo.
Cuotas migratorias
Los descendientes de los inmigrantes que llegaron a Estados Unidos por Nueva York durante las últimas décadas del siglo XIX y las primeras décadas del siglo XX equivalen a casi la mitad de la población del país, según señala en su página web la Fundación Estatua de la Libertad – Isla de Ellis.
Sin embargo, aunque EE.UU. históricamente ha estado abierto a la inmigración, cuando MacLeod emigró desde su nativa Escocia existían algunas restricciones para el ingreso de extranjeros.
«En aquella época se asignaban cuotas para admitir sólo a un número limitado de inmigrantes de cada país. Entre 1921 y 1955 había una cuota limitada de inmigrantes procedentes de Reino Unido. Como escocesa, ella entraba dentro de la misma», dijo Moreno.
El historiador indicó que MacLeod debió, además, solicitar un visado para obtener el permiso de inmigración.
En las hojas de control de los pasajeros de los barcos, llamados Manifiestos, se registraban todos los datos de cada uno, incluyendo sus características personales (color de ojos, cabello, raza, etc.).
Cada pasajero debía responder a la pregunta de si traía al menos US$50 y demostrar que los tenía.
Esa fue la cantidad exacta que trajo consigo Macleod en cada uno de sus dos viajes.
«Si tenías menos de US$50 había dudas sobre si podrías sobrevivir en Estados Unidos mientras conseguías un trabajo o podías reunirte con un familiar que te pudiera acoger», explicó Moreno.
Inteligente y ambiciosa
En su libro «El arte de la negociación», Donald Trump se refiere a su madre como un «ama de casa muy tradicional que tenía plena conciencia del mundo que estaba más allá de ella».
El magnate describe una escena en la que su madre está absorta observando en televisión la coronación de la reina Isabel II.
«Estaba totalmente cautivada por la pompa y circunstancia, por toda esa idea de la realeza y el glamour», escribió.
D’Antonio se refiere a MacLeod como una mujer con mucho espíritu, muy inteligente y ambiciosa.
«Eso me dijo Trump sobre ella, que era muy competitiva y tan ambiciosa como su padre. Lo único es que creo que no podía expresarlo de la misma forma porque era una mujer. En esa época era difícil para las mujeres hacer una carrera y ser tan ambiciosas como pueden serlo hoy», dijo.
Al parecer, MacLeod encontró en las actividades caritativas ese espacio para dejar su huella en el mundo.
Tras su muerte en agosto del año 2000, The New York Times publicó un obituario en el que la califica como «filántropa».
«La señora Trump fue el principal sostén del Hospital Auxiliar de Mujeres de Jamaica (en Nueva York) y de la guardería Jamaica», reza el texto.
Agrega que la familia Trump también contribuyó con el Ejército de Salvación y los Boy Scouts de América, entre otras organizaciones.
«Un pabellón en el Centro Médico Jamaica lleva su nombre y además donaron edificios a la Fundación Nacional del Riñón de Nueva York/Nueva Jersey», añade el obituario.
Nada desdeñable para una inmigrante que llegó a Estados Unidos con tan solo 18 años y US$50 en el bolsillo.