La nave espacial Solar Orbiter de la Agencia Espacial Europea (ESA) y la NASA estadounidense ha captado la mayor erupción en una prominencia solar jamás observada en una imagen junto con el disco solar.
Según informó la agencia europea este viernes, la erupción tuvo lugar el 15 de febrero y se extendió a lo largo de millones de kilómetros en el espacio, en una eyección de masa que no estaba dirigida a la Tierra.
«No hay ninguna señal de erupción en el disco solar orientado hacia la nave espacial -que actualmente se está acercando a la línea Tierra-Sol- lo que significa que debe haberse originado en el lado del Sol que se aleja de nosotros», precisó la ESA en un comunicado.
Las prominencias solares son grandes estructuras de campos magnéticos que contienen densas concentraciones de plasma solar suspendidas en la superficie del astro, adoptando a veces forma de bucles arqueados.
«Suelen estar asociadas a eyecciones de masa coronal, que si se dirigen hacia la Tierra pueden causar estragos en nuestra tecnología y nuestra vida cotidiana», indicó.
Otros telescopios espaciales en satélites que siguen la actividad solar han visto sucesos como este, pero eran más cerca del Sol o más lejos usando un filtro que bloquea el resplandor del disco para permitir la obtención de imágenes detalladas de la propia corona.
Así que esta prominencia es la mayor de este tipo que se ha capturado en un mismo campo de imagen junto con el disco solar, «lo que abre nuevas posibilidades para ver cómo eventos como este se conectan con el disco solar».
Las imágenes fueron captadas por el llamado «Full Sun Imager» (FSI), diseñado para observar todo el disco solar incluso durante los pasos cercanos al Sol.
En este momento, el FSI puede capturar detalles hasta unos 3,5 millones de kilómetros, el equivalente a cinco veces el radio del Sol.
Otras misiones espaciales también observaron el evento y sintieron el estallido, como la misión BepiColombo que se encuentra en las proximidades de la órbita de Mercurio y que detectó un «aumento masivo de las lecturas de electrones, protones e iones pesados con su monitor de radiación».
Aunque esta erupción no envió una ráfaga de partículas mortales hacia la Tierra, la ESA insistió en que es un «importante recordatorio de la naturaleza impredecible del Sol y de la importancia de comprender y vigilar su comportamiento».
La futura misión Vigil de la ESA, dedicada a la meteorología espacial, proporcionará vistas únicas de eventos como éste y permitirá proteger mejor nuestro planeta de las violentas explosiones del Sol. EFE