El emperador de Japón, Akihito, expresó en un mensaje-video dirigido al pueblo nipón su preocupación por no poder cumplir con sus obligaciones como jefe de Estado, sugiriendo que esperaba una reforma de la Constitución que no contempla actualmente la sucesión en vida.
Akihito, de 82 años, afirmó este lunes que padece «muchas limitaciones” y que ha sentido «un declive en su estado físico» tras ser intervenido quirúrgicamente en dos ocasiones.
«En los últimos años, he reflexionado sobre mi papel como Emperador y mis funciones y deberes de cara al futuro. Me preocupa que pueda hacerse difícil para mí desempeñar mis responsabilidades como símbolo del Estado, tal y como he venido haciendo hasta ahora con todas mis energías», dijo el emperador.
El jefe de Estado no pronunció la palabra «abdicación» en su discurso. Y aunque recalcó que la Constitución no le otorga «ningún poder político» y que no está capacitado para pronunciarse sobre cómo o cuándo debería llevarse a cabo su sucesión, Akihito expresó su deseo de que «las funciones del Emperador como símbolo de Estado puedan continuar de forma estable y sin ninguna interrupción».
«Cuando un emperador se enferma o su estado de salud es grave, me preocupa que, como ha sucedido en el pasado, la sociedad entre en punto muerto o la situación pueda impactar en las vidas de la gente (…) En ocasiones, me planteo cómo sería posible evitar esta situación», señaló.
Para que Akihito pueda renunciar a su cargo y éste recaiga automáticamente en el príncipe heredero Naruhito, de 56 años, será necesario modificar la normativa que rige a la Casa Imperial nipona desde 1947 y que obliga al emperador a ejercer el cargo hasta su muerte.
«Esto provocará un gran cambio en el sistema actual», tuiteó el ex gobernador de Tokio, Naoki Inose, autor de varias obras sobre el emperador. De producirse, la abdicación de Akihito sería la primera en la línea sucesoria imperial nipona desde la del emperador Kokaku en 1817.
Se trata del segundo discurso televisado del emperador desde que accedió al Trono de Crisantemo en 1989, tras el que realizó en marzo de 2011 a raíz del terremoto y el tsunami que devastaron el noreste del país. Y es la primera vez que el emperador expresa reflexiones personales relacionadas con su cargo.
El Gobierno japonés no tardó en responder. «Teniendo en cuenta las obligaciones del emperador, así como su edad y la carga [de su trabajo],tenemos que ver firmemente qué podemos hacer», aseguró el primer ministro, Shinzo Abe.
Asimismo, entre un 80 y un 90 por ciento de los japoneses afirman que entenderían una eventual abdicación de Akihito por motivos de salud, según las encuestas difundidos por varios medios nipones.