Angelina Jolie ha hecho de su lucha contra el cáncer otra de las causas que abandera. La actriz se sometió la semana pasada a una cirugía preventiva de retirada de ovarios y trompas de Falopio para reducir la posibilidad de padecer cáncer, una enfermedad de la que murieron su madre —la productora y actriz Marcheline Bertrand, en 2007 a la edad de 56 años—, su abuela y su tía. Y, como hiciera la primera vez que se operó hace dos años para prevenir la aparición del cáncer sometiéndose a una doble mastectomía —extirpación de ambos senos— ha decidido hacerlo público. En un artículo de opinión publicado el martes en el diario The New York Times la intérprete, de 39 años, ha explicado el proceso para que “otras mujeres en riesgo conozcan las opciones que hay”. Según Jolie, la extirpación de ovarios es “menos compleja que la mastectomía”, pero tiene efectos “más severos”, ya que supone para la mujer una “menopausia forzada”.
“Hace dos años escribí sobre mi decisión de someterme a una doble mastectomía preventiva. Un simple análisis de sangre reveló que llevaba una mutación en el gen BRCA1. Me dio una estimación de 87% de riesgo de padecer cáncer de mama y un riesgo del 50% de tener cáncer de ovario. Yo perdí a mi madre, a mi abuela y a mi tía de cáncer”, dice en el artículo. Y añade: “Quería que otras mujeres en situación de riesgo supieran las opciones que hay. Por eso prometí hacer un seguimiento con cualquier información que pudiera ser útil, incluyendo mi próxima cirugía preventiva, la extirpación de los ovarios y las trompas de Falopio. Estuve planeándome esto durante algún tiempo. Me he preparado física y emocionalmente, discutiendo opciones con los médicos, investigado la medicina alternativa y la cartografía de mis hormonas”. Pero hace dos semanas recibió una llamada de su médico que le dijo que los resultados de un análisis al que se había sometido mostraban “una serie de marcadores de inflamación que se habían elevado y que podría ser una señal de cáncer descubierto a tiempo.
“Pasé por lo que miles de mujeres han sentido. Me dije que debía mantener la calma, ser fuerte, y que no tenía ninguna razón para pensar que no viviría para ver a mis hijos crecer y hacer frente a mis nietos”, escribe Jolie. “Llamé a mi marido que estaba en Francia y en unas horas de avión estaba a mi lado”.
Y prosigue: “Mi médico, con los resultados de las pruebas de sangre, me dijo: ‘Tu CA-125 es normal’. Di un suspiro de alivio. Esa prueba mide la cantidad de la proteína CA-125 en la sangre, y se utiliza para controlar el cáncer de ovario. La hago cada año a causa de mi historia familiar”. Durante su paso por el quirófano se descubrió que tenía un tumor benigno en uno de los ovarios, pero no se detectaron signos de cáncer en ninguno de los tejidos. Se le implantó un parche con estrógenos para mantener su equilibrio hormonal y los médicos decidieron conservar el útero por no tener antecedentes familiares de cáncer en ese órgano.
Una vez sometida a la operación, ahora Jolie se enfrenta a las consecuencias. “Independientemente de los reemplazos hormonales que tomo, tengo la menopausia. No podré tener más niños y espero algunos cambios físicos. Pero estoy tranquila con lo que llegue; no porque sea fuerte, sino porque es parte de la vida. No es algo a lo que temer”, sostiene. Y añade: “Mis hijos nunca tendrán que decir: ‘mamá murió de cáncer de ovarios”. La actriz es madre de seis niños, tres de ellos biológicos, junto al actor Brad Pitt, con quien se casó en 2014 tras nueve años de relación.
Los expertos consideran que la ovariectomía es demasiado agresiva para las mujeres que no han alcanzado la menopausia. Con la retirada de los ovarios se elimina el riesgo del tumor, pero también se desencadenan alteraciones hormonales similares a una menopausia precoz. La recomendación de los especialistas es esperar a los 50 años y mientras someter los ovarios a controles ecográficos cada seis meses.