El ministro de Seguridad, Gustavo Sánchez, admitió esta mañana un «leve incremento» en las muertes violentas, especialmente las que involucran a mujeres, así como un aumento en los hechos múltiples de homicidio en lo que va de 2025. El funcionario, al comparecer ante los medios en las instalaciones de la Secretaría de Seguridad, reconoció la tendencia al alza sin presentar propuestas contundentes para mitigar estos crímenes que siguen asolando al país.
«Ha habido un leve incremento en el número de muertes múltiples y un leve incremento en muertes violentas de mujeres en comparación con el 2024», señaló Sánchez de manera escueta, restando importancia a las cifras alarmantes que ya se han registrado este año. Según datos oficiales, Honduras ha contabilizado 10 masacres en los primeros meses del 2025, con un saldo de 35 víctimas fatales, entre ellas menores de edad y mujeres.
Lo más preocupante es que, en lugar de ofrecer soluciones claras y efectivas, el ministro hizo un llamado a la «transparencia», señalando que los datos sobre muertes violentas de mujeres no han mostrado un repunte alarmante, a pesar de que la situación es justamente la contraria. En sus palabras, hay un «leve incremento», pero el mes recién inicia, por lo que, según su perspectiva, la cifra podría estabilizarse o incluso seguir aumentando sin que se tomen medidas definitivas.
El ministro también intentó restar peso a la creciente ola de violencia al afirmar que existe una «percepción» exagerada sobre el repunte de las masacres en el país. Sin embargo, las estadísticas son claras: en lo que va del año, ya se han registrado múltiples hechos violentos en varios departamentos, como Francisco Morazán, Olancho, Yoro, Ocotepeque y Colón, en donde las masacres se han convertido en una triste rutina. Los municipios de Juticalpa, Catacamas y el Distrito Central siguen siendo los puntos más críticos, con altos índices de criminalidad.
Mientras el ministro de Seguridad reconoce de forma casi resignada el aumento de la violencia, la ciudadanía sigue viviendo en un clima de inseguridad permanente. La reducción del 20% en delitos de delincuencia común, mencionada por Sánchez, parece un consuelo vacío cuando las masacres y las muertes de mujeres siguen siendo una constante. La incapacidad del gobierno para dar respuestas claras ante este flagelo y su actitud pasiva ante un problema que crece día a día refleja una alarmante falta de responsabilidad y acción efectiva.