Diversos problemas socioeconómicos afectan a Honduras, y a ellos se suman amenazas a la libertad de prensa y a la gobernabilidad, dicen expertos. El presidente, Juan Orlando Hernández, se reunió con Angela Merkel.
Los problemas que aquejan a Honduras son múltiples: la pobreza, la corrupción, el narcotráfico, la criminalidad y la violencia están a la orden del día. El presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, visita Alemania este martes (27.10.2015) y se reunió con la canciller, Angela Merkel, y con miembros de la ONG Transparencia Internacional para conversar sobre diversos asuntos. Entre otras cosas, los encuentros se centran en temas como la lucha contra la corrupción y los esfuerzos contra el cambio climático, que afecta a Honduras desde hace más de 15 años.
Según el Banco Mundial, un 64,5 por ciento de la población hondureña vive en la pobreza y un 42,6 por ciento en la extrema pobreza. Los bajos ingresos por habitante, la escasez de empleo y la precariedad del mismo, junto con la violencia y la criminalidad generadas por el narcotráfico y las “maras” o pandillas son las principales causas de la emigración en Honduras. La recuperación económica de Honduras sigue siendo moderada y se produjo debido a esas remesas y a las inversiones públicas, así como a las exportaciones, con una proyección de crecimiento del 3,5 por ciento para 2015.
Pobreza, corrupción y desequilibrios sociales
A pesar de ese crecimiento económico, la pobreza sigue dominando el panorama social y es el origen de muchos de los males que aquejan al país. Una pobreza enraizada en la corrupción de la élite gobernante y una mala distribución de la riqueza, dijo en entrevista con DW Joachim Schlütter, director de la oficina para Honduras de la Fundación Friedrich Ebert, con sede en El Salvador: “El año 2015 se caracteriza por una consolidación en el poder del partido gobernante del presidente Hernández, y la economía empeoró durante este año. También, en correspondencia con eso, empeoró la situación de la población. Se realizaron manifestaciones de hasta 30.000 personas en la capital, Tegucigalpa, contra la corrupción y sus responsables en la élite política del país.”
Según Joachim Schlütter, el sistema político, social y económico en Honduras “está manejado por una pequeña élite y también hay una influencia de capitales internacionales cada vez mayor”. Lamentablemente, añade, “el crecimiento económico de Honduras no se traduce en una disminución de la pobreza porque falta una política social de distribución de ingresos.” Ese desequilibrio social que se ve agravado por la corrupción, está presente en todos los niveles en el país, añade el experto.
Un ejemplo concreto de la corrupción reinante en la clase dominante en Honduras, de acuerdo con Geritt Höllmann, de la ONG ZAPAPRES, de Hamburgo, “es el saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS) por parte del partido nacional gobernante, con el resultado de que los
hospitales ya no cuentan con insumos, el sistema social está colapsado y ya hubo 2.800 muertos debido a la falta de cuidados hospitalarios.” Según el activista, las actas de las investigaciones se guardan celosamente y todo tipo de informe periodístico sobre el tema lleva a la persecución de los periodistas. “Por el momento no hay esperanzas de que se lleve a los responsables de este saqueo ante el tribunal”, lamenta Höllmann. Desde mayo pasado, miles de personas salen pacíficamente a las calles para pedir la renuncia del presidente, Juan Orlando Hernández, y un castigo ejemplar para los que desfalcaron al IHSS. A todo esto, el presidente logró prolongar su estancia en el poder impulsando una decisión del Tribunal Supremo de Honduras reformar la Constitución a fin de que pueda presentarse para un segundo mandato.
Libertad de prensa, en peligro
“La oligarquía hondureña controla las instituciones”, afirma Geritt Höllmann, “no hay división de poderes, el presidente del Parlamento y el presidente Hernández controlan a los jueces del Supremo, la Policía y el Ejército. Es difícil ejercer la oposición. Las violaciones a la libertad de prensa son inaceptables. Hubo una gran cantidad de asesinatos de periodistas”, asegura.
De hecho, hoy cerró, luego de 45 años de existencia, el diario hondureño independiente El Tiempo porque el banco que lo financia está acusado de lavado de dinero. “Pero todo acusado tiene el derecho a un juicio justo, por eso pienso que esto va contra la libertad de prensa”, opina Höllmann. «Las circunstancias que obligan a esta suspensión son de la mayor gravedad en lo que importa a la libertad de expresión, al desarrollo de la comunicación social y a la democracia en nuestro país“, escribió el periódico, que tituló su último número: “Hasta pronto, Honduras”.
En cuanto a la visita de Juan Orlando Hernández a Alemania, “hay que garantizar que las ganancias obtenidas de esos proyectos se distribuyan entre la población, en mejorar el acceso a la educación, en la cualificación profesional de los hondureños”, indica Joachim Schlütter. Ambos entrevistados están de acuerdo en que si los objetivos son obtener financiación para proyectos económicos en Honduras, es de desear que esos beneficios económicos lleguen verdaderamente al pueblo de Honduras y no a la élite que detenta los recursos y el poder en el país.