La DEA otra vez en problemas por caso de corrupción en Colombia

Por años, el capitán Juan Pablo Mosquera fue escalando posiciones en la policía nacional de Colombia y recibiendo elogios de sus superiores, hasta llegar a ser supervisor de una unidad que colaboraba estrechamente con los agentes antinarcóticos de Estados Unidos.Hoy enfrenta una condena de hasta 20 años de prisión en Estados Unidos, acusado de traicionar a la DEA (siglas en inglés de la Administración de Control de Drogas), colaborando con los traficantes que se suponía debía combatir.Su detención en el 2018 y su posterior extradición a Estados Unidos, que no había sido reportada hasta ahora, es otra mancha en el programa de la DEA diseñado para entrenar y apoyar los organismos policiales de otros países, que ha registrado numerosos casos de corrupción y filtraciones con consecuencias mortales.

La DEA necesita estar más atenta a las operaciones que lleva a cabo en otros países porque hay mucha corrupción”, declaró Mike Vigil, exjefe de las operaciones internacionales de la DEA.

Mosquera irá a juicio el 13 de octubre en un tribunal federal de Miami, acusado de obstruir a la justicia al vender pruebas e información obtenidas por la unidad especial que supervisaba a personas en la mira de los investigadores estadounidenses.

No está claro por qué la DEA empezó a sospechar de Mosquera, de 37 años. El auto de acusación, de tres páginas, no da detalles de sus supuestos delitos.

Pero Juan Carlos Dávila, otro imputado con muchos antecedentes de colaboración con el bajo mundo que está colaborando con los investigadores estadounidenses, dijo que Mosquera trató de reclutarlo para vender información a una figura que la DEA estaba investigando, un estadounidense que vivía en Colombia con un nombre falso.

El norteamericano, que fue identificado en los documentos legales solo por sus iniciales, P.L., es descrito como alguien que violó los términos de una libertad condicional en Arkansas en la década de 1990 y que fue acusado en Miami por narcotráfico después de que Mosquera se enteró de la investigación por parte de sus colegas de la DEA, según el testimonio de Davila. Podría aludir a Kylan Patrick Liljebeck, acusado en Miami poco después del arresto de Mosquera de conspirar para contrabandear 50 kilos de cocaína usando un velero.Una persona que Dávila pensó era un intermediario del estadounidense en cuestión resultó ser un informante de la DEA.“Mosquera usó su posición de manera corrupta, para acceder a información sobre las investigaciones y los objetivos de la DEA con la intención de lucrar con esa información”, expresó Dávila en su acuerdo con los investigadores estadounidenses.Dávila, quien habría sido detenido en el 2013 a pedido de la justicia italiana por su relación con la mafia siciliana, aceptó declarar contra Mosquera a cambio de una condena reducida. También podrían declarar cinco agentes de la DEA y un oficial colombiano, de acuerdo con documentos de la fiscalía.

Los fiscales cuentan con numerosas grabaciones de audio y de video de encuentros entre Dávila e informantes de la DEA. En ninguno de ellos estaría Mosquera.Daniel Hentschel, abogado de Mosquera, declinó hablar del caso, lo mismo que los fiscales de Estados Unidos y la DEA.Antes de su arresto, Mosquera dirigía una unidad policial en Cali que pertenece al programa de la DEA conocida como “SIU” (Sensitive Investigative Unit, o Unidad de Investigaciones Delicadas), expresión usada para describir a los colaboradores en el exterior que han sido aprobados. El programa fue creado para ayudar a la DEA a realizar investigaciones en los países donde se inicia el tráfico de drogas, en los que sus agentes enfrentan restricciones por ser extranjeros.La DEA dice que estas unidades posibilitaron el desmantelamiento de grandes bandas y la detención de cientos de capos. Agentes seleccionados reciben un entrenamiento especial de cinco semanas en la Academia de la DEA en Virginia y aprovechan sus lazos con la DEA para escalar posiciones en las fuerzas de seguridad de sus países. Desde sus comienzos a fines de los 90, el programa se expandió a más de 20 países, incluidos Tailandia y Kenia. AP

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