Honduras, aliado de EE. UU. en la deportación de migrantes venezolanos: ¿un giro en su política exterior?

El Gobierno de Honduras, a través de su Secretaría de Relaciones Exteriores y la Secretaría de Defensa, ha decidido colaborar activamente con Estados Unidos en la deportación de migrantes venezolanos. Este jueves, 170 ciudadanos venezolanos fueron deportados desde Estados Unidos, aterrizando en la base militar conjunta en Soto Cano, Comayagua, antes de hacer trasbordo hacia un avión venezolano que los llevaría de regreso a su país. Esta acción ha generado críticas y cuestionamientos sobre la postura del gobierno hondureño, que anteriormente había mantenido una relación tensa con Washington.

El comunicado conjunto de la Cancillería y la Secretaría de Defensa destacó el proceso como una «acción humanitaria», en la que los migrantes fueron trasladados de manera ordenada y segura. Según las autoridades hondureñas, este esfuerzo de cooperación busca contribuir al proceso humanitario y al bienestar de los migrantes, alineándose con la política de solidaridad del gobierno en toda la región. Sin embargo, muchos cuestionan si esta colaboración con Estados Unidos es una señal de un giro en la política exterior hondureña.

Durante los últimos años, Honduras se ha enfrentado a críticas por parte de Estados Unidos, especialmente en temas como el narcotráfico, la corrupción y la falta de acciones contundentes en materia de derechos humanos. La administración de Xiomara Castro había sido crítica con las políticas migratorias de EE. UU. y había señalado en varias ocasiones la tensión en sus relaciones. Sin embargo, este acuerdo de deportación, que involucra la colaboración directa con el gobierno estadounidense, parece contradecir esas declaraciones anteriores.

Algunos analistas señalan que este tipo de acuerdos puede colocar a Honduras en una posición incómoda, como un aliado en la gestión de la migración de manera que podría interpretarse como un «mandado» a Estados Unidos, incluso cuando el país centroamericano ha sido crítico de las políticas migratorias de la administración Trump. La cooperación estrecha en temas migratorios podría percibirse como una rendición ante la presión internacional, en lugar de una postura soberana que promueva los intereses del país.

Lo que parece claro es que, si bien la colaboración en el proceso de deportación de migrantes puede verse como una medida para abordar un problema humanitario, también refleja una relación más sumisa con Estados Unidos, especialmente cuando se toma en cuenta la imagen de Honduras ante los demás países de la región.

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