Hermanitos hondureños, sobrevivientes de masacre en Texas, podrían ser separados por muerte de su madre

La tragedia originó que dos hermanitos residentes en el país norteamericano puedan ser separados, ya que uno de ellos nació en Honduras, mientras que el otro en Estados Unidos y no tiene a ningún otro familiar de sangre en aquel país.

Se trata de los hijos de Obdulia Julissa Molina Rivera -una de las tres mujeres ultimadas-, un menor de 6 años (nacido en Honduras) y otro de 10 meses (nacido en EE. UU.), quienes podrían ser repatriados o puestos en adopción.

Además, la connacional era madre de cuatro hijos, dos que actualmente viven en su país de origen.

Al igual que Molina Rivera, en la masacre murió su esposo Josué Cáceres (no tenía hijos en común con su pareja), y como una solución para la situación de los hermanitos, la madre del occiso se ofreció ante las autoridades hondureñas a ser tutora de ellos, aunque su estadía en Estados Unidos es irregular.

«Yo no soy nada de ellos, me decían abuela porque mi hijo los estaba criando, yo al niño grande (nacido en Honduras) lo agarro, pero necesito que alguien me dé la autorización», dijo Ana Rivera.

Aseguró que no trata de quitarle los pequeños a sus consanguíneos, simplemente no quiere perder comunicación con ellos, por lo que aceptó que cualquier pariente viaje mediante las asistencias brindadas por EE.UU. para que los menores sigan viviendo en aquel país.

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