Alrededor de 4.000 personas fueron evacuadas tras una nueva erupción del volcán de Fuego de Guatemala la madrugada del lunes, varios meses después que una mortal explosión del mismo coloso devastase a comunidades enteras y ocasionara centenares de fallecidos.
El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología de Guatemala dijo que las explosiones de la montaña del volcán de 3.763 metros sacudieron las casas con “sonidos constantes similares a una locomotora de trenes”.
El material incandescente estalló tan alto como 1.000 metros (3.200 pies) sobre el cráter y los flujos de roca caliente y ceniza se extendieron casi tres kilómetros por un flanco del coloso. Las explosiones calientes de material piroclástico bajaron por las laderas, mientras que una columna de ceniza se elevó casi 7.000 metros sobre el nivel del mar y se dirigió hacia la Ciudad de Guatemala, hacia el este.
La coordinadora Nacional Para la Reducción de Desastres (Conred) anunció que diez comunidades –de dos de los tres departamentos en los que se ubica el volcán– fueron llamadas a evacuar debido a que se asentaban en las faldas del macizo. En total se contabilizaban hasta el momento 3.925 evacuados, mayormente mujeres y niños.
Autoridades guatemaltecas fueron duramente criticadas y objeto de una investigación judicial por la presunta negligencia al no evacuar a tiempo a las comunidades afectadas por la colosal erupción del 3 de junio, que mató a 194 personas y dejó alrededor de 234 desaparecidos.
Las autoridades no han reportado hasta el momento que la lava o flujo piroclástico haya alcanzado esta vez alguna de las viviendas o propiedades de las comunidades desalojadas.
Las evacuaciones fueron en los departamentos de Escuintla y Chimaltenango, colindantes al volcán, en la zona centro-sur del país centroamericano.
Dora Caal, de 26 años, fue una de las evacuadas el lunes de su comunidad El Rodeo, ubicada en la falda del volcán. Caal y cinco familiares estaban albergados en el Estadio Municipal de Escuintla, junto a otros miles de personas en carpas de nylon y bajo un abrazador sol. Dijo que allí permanecerá hasta que dure la emergencia. El estadio está sin techo, por lo que se puede ver desde allí la fumarola del volcán.
“Por la noche se oía como truena el volcán, se veía el fuego, ya no pudimos dormir, de madrugada mejor nos salimos, da mucho miedo”, contó la joven madre, que asegura que revivió los momentos de pánico vividos en junio pasado. “Yo entonces perdí mi trabajo en una finca que estaba ahí en el volcán”, agregó.
Enma Hernández se sentía con suerte por haber evacuado a tiempo. La mujer, de 42 años, relató que salió de su casa en la comunidad de El Rodeo con su familia, menos su hijo de 20 años. “Se quedó cuidando nuestras cosas”, aseguró.-AP